El día 1º de junio de este año, se realizó un proceso electoral inédito en nuestro país. Se renovó en su totalidad la estructura cupular del Poder Judicial federal. Se eligieron 3 figuras relevantes: ministros, magistrados y jueces.
Es la primera vez que en México sucede esto. Estábamos acostumbrados a que, hasta antes de este ejercicio, únicamente se elegía a los miembros de dos de los tres poderes del gobierno: ejecutivo y legislativo.
Los miembros del Poder Judicial que se van, no sin poca resistencia, fueron producto del nepotismo, componendas y demás prácticas ajenas a la democracia y a la justicia. Los que van a ser relevados se habían convertido en rehenes de la derecha, tal vez, porque siempre estuvieron a su servicio.
Es posible que en este ensayo democrático hayan existido errores, pero no del tipo que la derecha señaló. Tampoco se descarriló el tren electoral este primero de junio, tal y como lo anhelaba la derecha. En los últimos días, tal vez convencidos de que sus candidatos iban a perder, los de la derecha se dedicaron a instrumentar una campaña feroz para invitar a los ciudadanos para que no fueran a las urnas. Si bien es cierto que la afluencia de los votantes no fue copiosa en la jornada del domingo primero de junio, también es verdad que los ciudadanos que sí fueron son un número significativo.
El mismo día del proceso electoral, en la Ciudad de México, la derecha, que no se resigna a perder, convocó a una marcha para, según ellos, repudiar el proceso electoral que se estaba desarrollando en esos momentos.
Algunos medios se dedicaron a entrevistar a los marchistas para saber el motivo de su inconformidad y hacer pública su voz. En esas respuestas, lo que más abundó fue un lenguaje soez y vulgar, todo lleno de rabia, quizás producto de la impotencia y hasta de la escasa cultura de los miembros de esa corriente. Como una forma de sacar esa frustración que sienten por haber perdido el poder, se le ofendía a la presidenta y al expresidente. Los epítetos vertidos en contra de estas dos figuras, algunos se vuelven impronunciables en esta columna, pero describen de cuerpo entero a quienes los vertieron y a quienes son sus patrocinadores de los que ahí marchaban.
Muchos, pareciera que salieron a la calle más con el hígado que con el cerebro. Otros, uno entendería que solamente se aparecieron para repetir consignas, dichos y rumores que es difícil de sostener o comprobar ante un análisis serio. Veamos algunos razonamientos nuestros y otros de ellos.
Es posible que este proceso electoral haya enfrentado una serie de fallas. Eso es verdad. Por ejemplo, el desconocimiento del pueblo sobre la manera correcta de como ejercer su voto en una boleta. El diseño fue, por cierto, muy diferente a las boletas tradicionales y eso generó confusiones y hasta pudo haber propiciado cierta apatía. Ante la falta de campaña, se hizo entendible que los nombres de los candidatos asentados en la boleta no significaran nada para los votantes.
No obstante, se hace evidente que es un sinsentido por parte de la derecha, misma que marchó ese día, señalar que la participación del pueblo para elegir al tercer poder significaba la muerte de la democracia. Es posible que, en la mente de muchos de los marchistas, el concepto de democracia anduviese escaso en esa mañana. Eso creo, pues la convocatoria para ir a las urnas era amplia e incluía a todos los ciudadanos con capacidad de votar. No veo su razón sobre la muerte de la democracia. Salvo que haya sido porque el ejercicio democrático les iba a quitar a sus cómplices.
Veamos la otra cara de la postura durante la marcha. Es decir, si afirmaban que este ejercicio del día 1º era la muerte de la democracia, entonces ¿debemos de suponer que lo que había antes sí era democrático? Es evidente que no lo era, pero la derecha insinuaba que lo era.
Ya dijimos que los jueces, magistrados y ministros que van a ser desplazados, fueron electos en un proceso que nada tenía que ver con la democracia ni con la transparencia.
Le llamaban farsante al votante y al organizador del proceso sin reconocer que el ejercicio estaba tutelado por la ley y que el marco jurídico lo construyó el pueblo cuando dio su anuencia en una votación pasada. Pedían en esta marcha que el pueblo dejase de ejercer un derecho ciudadano pues, suponían que, si el pueblo salía a votar, con su acción, estaría matando a la democracia. Se adjudicaban el papel de pueblo pues, afirmaban: el pueblo está de luto o señalaban que, el nuevo Poder Judicial no va estar al servicio del pueblo.
Algo así como que un ejercicio democrático es antidemocrático por el solo hecho de no favorecer a sus intereses. La primera conclusión que sacamos es que la derecha le llama proceso democrático, lo sea o no, a todo aquello que le favorece y es antidemocrático todo aquel proceso que no le favorece, aunque ese proceso, como el del domingo 1º de junio, tenga rasgos de una verdadera democracia.
Como vemos, la alternativa que defiende la derecha es que el Poder Judicial se debería de quedar como está. Ellos, pobres y ricos que comulgan con la derecha, siempre dijeron que los actuales funcionarios judiciales deberían de permanecer en sus puestos, sean eficientes o no, sean corruptos o no, eso sería para ellos un ejercicio democrático.
Durante la marcha, dijeron que no votarían por nadie pues era una farsa porque, según, no conocían a los candidatos. ¡Como si los marchistas conocieran a los actuales funcionarios judiciales y su origen!
La oposición está absolutamente deshilvanada en sus argumentos. Hubo más sinsentidos en las declaraciones de los manifestantes. Una persona de edad avanzada dijo que hay que sujetarse a la ley o que, la ley es la ley. ¿Acaso ignoraba este ciudadano que el proceso electoral del 1º de junio ya está estipulado en la ley? Otro dijo que estaba ahí para reclamar libertad, pero no dijo qué tipo de opresión a la libertad se vive.
Más allá, aguerridos, ofendieron a pueblos latinoamericanos como Cuba, Venezuela o Nicaragua sin que, al parecer, sepan exactamente lo que está sucediendo en los países señalados. Dictadura de mierda calificó alguien a los gobiernos de esas naciones donde, de paso, incluyó al gobierno mexicano. ¿Este declarante sabrá que el extinto Mario Vargas Llosa, calificó a los gobiernos del PRI como la dictadura perfecta?
Otros, muy orondos, repetían consignas extrañas que, incluso, podrían significar lo contrario de lo que pretendían: El pueblo se harta en contra de esta farsa. Desconozco si el organizador se quiso burlar de los manifestantes al hacer que repitieran esta consigna o si, ni el mismo organizador conocía el orden sintáctico de las palabras en esa consigna y, por eso la distribuyó; ahí están los audios.
Otros repetían suposiciones que no podrían comprobar pero que las daban por validas: narcogobierno; AMLO, en su tierra, se hizo su hospital igual al de Dinamarca, vociferaban.
Alguien más confundió esta elección con el quorum necesario para declarar la validez de los acuerdos de una asamblea: antes se ganaba una elección con el 50 % más 1, presumió en su sabiduría.
Los caminantes de derecha, repitieron consignas de la izquierda histórica, faltaba más: El pueblo se cansa de tanta… tranza.
Una dama enfurecida dijo estar en contra del proceso electoral que se desarrollaba porque, afirmó, tener conocimiento de que en poco tiempo se les va a expropiar la propiedad privada. Desconozco si estaba convencida de su afirmación. Ignoro si tenía algún argumento o únicamente alguien le pidió que publicitara esa insensatez que ofendía la inteligencia más elemental.
Con otras declaraciones, al no deslindarse del PAN y del PRI, el argumento de algunos, se podría interpretar como si escupieran para arriba: "Hay acarreados, hay votantes pagados, es un fraude, tirar el dinero así es un crimen; es un delito". Eso que repitieron, es precisamente lo que hacían los gobiernos neoliberales y que, en esa marcha, implícitamente defendían. Al parecer, no lo sabían.
Hasta personas antivacunas surgieron y que nada tenían que ver con el proceso electoral del Poder Judicial, pero dejaban entrever que las vacunas del COVID habían sido un invento del perverso de AMLO. Desconozco si sabían o no que esas vacunas fueron impuestas por los organismos internacionales, mismos que han sido los amos de la derecha mexicana. Al final, hubo una mezcla de contingentes pues, otro más, se declaraba en contra de la agenda 2030, agenda, dicho por ellos, impuesta por las elites internacionales. Ah, pero aprovecharon para condenar a los gobiernos cubano, nicaragüense y venezolano como si esos gobiernos fuesen los responsables de la existencia de esa agenda.
Finalmente, uno más dijo estar muy bien informado pues, presumió, sigue el canal de Carlos Alazraki. Confesión que no admite mayor comentario.
¡Como vemos, todas esas declaraciones son perlas de la derecha que estaba acostumbrada a avasallar en lugar de razonar! Salvo que, la marcha haya sido infiltrada por la 4T y, los declarantes, hayan sido pagados para desacreditar, en ese domingo, a la inteligencia de la derecha mexicana. Todo puede suceder, digo yo.
Mtro. Juan Durán Martínez. Docente de escuela pública, Puebla
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