Precisamente el miércoles, después de terminar su gira por las 32 entidades federativas, Claudia Sheinbaum cumplió exactamente un año de haber tomado protesta desde el recinto de San Lázaro, de la Cámara de Diputados. Todo, con detalles, estuvo organizado para que fuese así. La logística de los recorridos sería, sin duda, la previa antes de cerrar con broche de oro la asamblea informativa en el Zócalo de la Ciudad de México. Será el próximo domingo, así se tiene previsto, cuando la jefa de Estado, de cara a dar el banderazo del arranque del segundo año, haga un corte de caja de los avances sustanciales que se han dado en un gobierno de instituciones auténticas. De hecho, todo eso ha seguido originando que la población, en inmensas proporciones, refrende el compromiso que signó en las urnas.

El cargo de presidenta constitucional, ha quedado claro, le quedó hecha a la medida a Claudia Sheinbaum. Siendo así, y dado el enorme legado que seguirá echando raíces, damos por hecho que el proyecto de la Cuarta Transformación tendrá larga vida. Precisamente hace un par de días, como algo habitual, se publicaron encuestas de opinión para conocer la percepción de la sociedad a un año de labores. Apenas se conocieron, supimos que la jefa de Estado, a plenitud, ha roto cifras históricas de aprobación. Genuinamente, para no ir más lejos, somos afortunados en poder atestiguar episodios como este. Lo que vemos, por ejemplo, es algo que posiblemente no ocurrirá en décadas. Tan solo en doce meses de gestiones, Sheinbaum acumula el 80% de respaldo. Es por eso y por muchas razones que la oposición, desplazada, vive en la orfandad.

La metodología que publicó una institución de México, para el diario internacional El País, dan cuenta de lo que todos hemos presupuestado sucedería. El PRI, en efecto, encabeza la lista de los partidos que mayor repudio acumulan. A estas alturas, de hecho, nada puede garantizar que el 2027 sea su última elección en un sistema de fuerzas. El revolucionario institucional, en términos de eficiencia, no aporta nada sustancial. Está prácticamente desmantelado. Su único dueño, amo y señor de todas las decisiones, se llama Alejandro Moreno. Él, que quiso abarcar todo, es senador y líder nacional de su marca. También es, indudablemente, el vocero y una especie de instrumento para golpear al gobierno.

Aunque, más allá de eso, no hay nada, por lo menos ahora, que frene el proceso. Los logros de la Cuarta Transformación, para ser exactos, rebasan por buen tramo toda un siglo de labores que tuvo el PRI en sus manos. La solución para ello, primero, fue haber desterrado el lastre de la corrupción. Parecía una tarea titánica; sin embargo, se logró que la impunidad y la opulencia, desde los órganos del gobierno, por fin se terminaran. Hoy, para fortuna de los mexicanos, las grandes obras que se han impulsado han venido a revolucionar. Lo mejor de ello es que, como fin, están en puerta otros andamiajes de ideas que pondrán a nuestro país en otro nivel, en especial por la tecnología y la innovación. Lo que hoy nos representa, desde luego, nos llena de orgullo. El más claro ejemplo es la proyección de la insignia Hecho en México. Eso, como tal, no solo nos está poniendo en la antesala de ser una potencia mundial, sino que nos coloca ante los ojos de todo el universo, que ven la calidad de los productos que se elaboran con las propias manos mexicanas.

Ahora que se puso en marcha la segunda temporada de Mentes en Acción, queda claro que tendremos una vitrina para exponer al mundo el potencial y la capacidad. Hay grandes expectativas que, a la par, se irán aterrizando con el apoyo del gobierno que encabeza Claudia Sheinbaum, y de las instituciones como la Secretaría de Economía. Para ello, no queda margen de duda, se elaboró un plan de trabajo que hoy, para muestra, es parte del reflejo de esa aprobación inmensa. Todo ello, naturalmente, será muy positivo de cara a la negociación del T-MEC. Bajo esta premisa, servirá de mucho todos los mecanismos de diálogo para nutrir la mesa de trabajo que se tendrá con el departamento de comercio de los Estados Unidos.

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Quizá eso, ahora que ha jugado un papel sustancial, sea de los elementos que más podemos sobresalir a un año de gestiones de Claudia Sheinbaum. Hablamos de la capacidad que se tuvo para trazar una ruta de trabajo que, a la postre, permitan tener un acuerdo a largo plazo. Si evaluamos detalladamente ese lapso, indudablemente, debemos destacar el papel del canciller, que también defendió a capa y espada la soberanía ahora que acaba de terminar la cumbre de la Organización de las Naciones Unidas. Ese marco, que despierta mucho interés porque son escenarios de primer nivel, sirvió de telón de fondo para que la Secretaría de Relaciones Exteriores, en un mensaje claro, dejara constancia que en México se ha gobernado con humanismo y principios.

Con ese proyecto llamado 4T, en efecto, estamos familiarizados desde que AMLO hizo historia aquel memorable 2 de junio del 2018.