Hoy conmemoramos 215 años del surgimiento de la gran nación que es México. Un país que a lo largo de su historia ha atravesado luchas internas, como la Reforma y la Revolución, que fortalecieron los principios fundacionales de libertad, justicia y soberanía.
Sin embargo, el gobierno que llegó hace siete años ha socavado esos valores, en su afán de imponer un pensamiento único traicionando los ideales que nos dieron identidad y grandeza como nación.
Patria y 4T
La bandera, el escudo, el himno, el Grito de Independencia y el desfile cívico-militar, representan el alma colectiva del país; emblemas que encierran los sueños, sacrificios y valores de quienes construyeron nuestra historia y el constante recordatorio de la lucha por un México libre y justo.
Bajo la bandera de la autodenominada Cuarta Transformación (4T), López Obrador inauguró una nueva etapa histórica, supuestamente heredera de la Independencia, la Reforma y la Revolución. Sin embargo, el proyecto lejos de ser un avance, ha demostrado ser una regresión autoritaria que ha traicionado los principios fundacionales de la República mexicana:
Soberanía popular. El derecho del pueblo a decidir su destino sin imposiciones. El gobierno de la 4T ha concentrado el poder en una sola figura, subordinando órganos autónomos, debilitando contrapesos institucionales y erosionando la división de poderes. Una centralización que pone en riesgo el equilibrio republicano que tomó siglos construir.
Justicia, los insurgentes de 1810 clamaban por un país más justo. Hoy, la justicia sigue siendo selectiva: se ignoran casos de corrupción cercanos al poder mientras se persigue con dureza a críticos y opositores; esta aplicación desigual, debilita el Estado de derecho y favorece la impunidad de los afines al régimen.
Privilegios. La independencia también nació como un rechazo a los privilegios. Sin embargo, lejos de atenuarlos, el discurso de la 4T ha profundizado la polarización social, dividiendo a los mexicanos entre “pueblo bueno” y “enemigos conservadores”, generando exclusión y enfrentamiento; y, aunque fue una promesa de campaña que les representó muchos votos, el combate a la pobreza, se ha reducido en programas sociales que son usados como herramientas clientelares con recursos que se reparten sin valorar su impacto real y crean dependencia en lugar de empoderamiento.
Los ideales de la Independencia
Grandes gestas como la Revolución francesa, la independencia de Estados Unidos y el pensamiento de la Ilustración; autores como Montesquieu, Locke y Rousseau defendieron la soberanía popular, la división de poderes y el respeto a las libertades. Nuestra nación también se inspiró en modelos republicanos, como la República romana y la República de Venecia, esta última notable por un sistema de contrapesos que evitó la concentración de poder durante más de mil años.
Los padres fundadores, Hidalgo, Morelos y Guerrero, tomaron estos principios —junto con la influencia de la Constitución de Cádiz y los valores del cristianismo social— para imaginar un país libre, justo y soberano. Lamentablemente, el proyecto de López Obrador ha buscado desmantelar esos cimientos para construir un régimen donde el poder gira en torno a una sola voluntad.
Hoy por hoy, el “grito” de la Cuarta Transformación pareciera lo opuesto al que nos dio patria y libertad. ¿Qué vamos a gritar los mexicanos?
•¡Vivan los hijos privilegiados e impunes de Andrés!
•¡Vivan los cárteles que nadie toca!
•¡Vivan las obras faraónicas inútiles y millonarias!
•¡Vivan los contratos a modo y la corrupción disfrazada de austeridad!
•¡Viva la militarización que no da seguridad, pero sí negocios!
•¡Vivan los datos maquillados y la pobreza creciente!
•¡Vivan los abrazos a criminales y los balazos a ciudadanos!
•¡Vivan los programas clientelares que perpetúan la dependencia!
•¡Viva el autoritarismo con sonrisa y mañanera!
•¡Viva el “pueblo bueno” manipulado mientras se enriquecen los de siempre!
Frente a este escenario, hay un atisbo de esperanza: señales recientes indican que el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum podría estar tomando cierta distancia de su mentor político.
El verdadero reto que enfrenta el país es recuperar los principios republicanos, la división de poderes, los contrapesos, el pluralismo y las libertades fundamentales que han definido nuestra historia.
Conmemorar la Independencia no es repetir consignas vacías. Es honrar los ideales que nos dieron vida como nación. Si no recuperamos esos principios, estaríamos traicionando, una vez más, a la patria que tanto costó construir.
X: @diaz_manuel