Hay muchos políticos que ahora no guardan ni las formas ni los protocolos que deberían de tener para reflejar algo de respeto. Mire que desde la canción del payaso regiomontano Globito, “si soy pobre, pero no cochino”, hasta el Manual de Carreño, muchos de los políticos de ahora reprobarían en las clases básicas de cómo conducirse ante el público en momentos claves.

Diría que, para muestra, un botón, pero en realidad hay una mercería completa de ejemplos de políticos que tienen su imagen y sus formas muy alejadas de lo que debería de ser un mandatario. Aunque muchos dirán que el presidente López Obrador alguna vez fue fotografiado con los zapatos sucios, iré con ejemplos mucho más recientes.

Para los que no conozcan sobre el Manual de Urbanidad y Buenas Costumbres del venezolano Manuel Carreño, les puedo decir que es un libro editado en 1875 que tiene un compendio de reglas sobre cómo comportarse en sociedad. A mi me lo presentó mi tía abuela Carmen, mejor conocida y apodada por mi abuelo como “El General Don Carmelo”. Digo me lo presento por ser educado, pues nos hizo llegar una copia que seguramente estará perdida entre los libros de mi madre. Mi tía de corte pre revolucionario nos enseñó a usar correctamente los cubiertos, a hablar de manera respetuosa hacia los mayores, las autoridades y nuestros semejantes. A expresar nuestras opiniones de manera que tuvieran impacto pero que no sonaran como una rabieta. Pelo bien cortado, uñas limpias, ropa pulcra, todo esto para dar una buena imagen. La prohibición del chicle para no parecer rumiantes era otra de sus reglas.

Las buenas costumbres no se compran, se trabajan y se transmiten. Y con eso se consigue una proyección de imagen que arrastra, así como arrastra el ejemplo. Lo complicado de estos tiempos es que siempre estamos bajo el lente de una cámara en cualquier momento del día de manera voluntaria o involuntaria. Las figuras públicas están constantemente bajo la crítica de las personas porque hoy cualquiera se convierte en un fotógrafo o camarógrafo con la capacidad de compartir sus videos o fotografías en una red social para hacerlo público.

Tenemos como ejemplo el video del candidato del MC a la presidencia, Jorge Álvarez, donde despotrica contra el INE y figuras de los otros partidos en una “borrachera” en un partido de fútbol. Que tome, no tome, critique o no critique es muy problema de Álvarez y lo puede hacer en la comodidad de su privacidad, no de manera pública saliendo en redes sociales.

Lo mismo pasa con la llegada de la candidata de Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez, que dijo que llegaría pedaleando una bicicleta al INE para hacer ejercicio. Pues ni pedaleo, ni hizo ejercicio pues llego en una bicicleta eléctrica. Esto fue tomado por un tercero, que lo subió a redes. Congruencia entre el decir y el hacer en lo mínimo, para que esto pueda ser creíble, es lo más importante.

Entiendo que durante el día podamos tener fallas, pero transmitirlas cuando se sabe que hay cámaras presentes eso si esta más complicado.

En la toma de protesta de la candidata Xóchitl Gálvez hubo dos momentos que me extrañaron y bastante. Pegar el chicle debajo de la silla en las oficinas del INE no es algo inconsciente, mire que mejor se lo hubiera tragado antes de pegarlo debajo de la silla cuando toda la atención de las cámaras está sobre ella. Además de esto, ¿a quien se le ocurre ir con un chicle mientras va manejando una bicicleta? Si es aficionada al chicle, ¿por qué no lo puso en su envoltura y lo tiró antes de entrar a una sala donde debe de proyectar la imagen de no solo uno, sino de tres partidos políticos? No lo entiendo.

El otro momento fue cuando recibió la constancia como candidata a la presidencia. Si es válido emocionarse, pero el “saltito de emoción” creo que esta un poco fuera de lugar. Dirán que es válido mostrar la emoción, pero también hay maneras y momentos para hacerlo. Pero bueno, esa fue la candidata elegida (aunque no votada) por la gente de la coalición de la oposición.

Todos los candidatos deberían de tener asesores de imagen. Y si los que están contendiendo ahora los tienen, habría que darles una revisada pues no parece que lo estén haciendo tan bien.

Galimatías

La gente del norte si habla fuerte y con groserías, pero no a gritos y leperadas. Yo soy de allá y no recuerdo hablar como si nos hubiéramos bajado del caballo. Hablar fuerte no es gritar. Las groserías las guardamos para las conversaciones privadas, si no se puede hablar sin groserías y sin gritos. El Chis Chas y el Piporro son personajes, no formas de vida.