Las contradicciones propias de la derecha, pero también toda su violencia y ruindad, afloraron en la marcha, falsamente atribuida a la Generación Z, que se llevó a cabo este fin de semana.
Mientras que en su mayoría, al menos en la Ciudad de México, marcharon los mismos adultos mayores y personas de mediana que llevan en protesta desde el primer año de gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador, en la fase final de la protesta, se incorporaron personajes del autodenominado “bloque negro”, mismo que hace su aparición prácticamente ya en todas las marchas llevadas a cabo en la capital del país.
Este grupo, integrado por jóvenes y adultos lumpenproletarios (que, de acuerdo con su definición clásica, se trata del estrato más bajo de la clase social, formado por desempleados crónicos, personas sin hogar, mendigos, criminales y otros marginados sociales que existen fuera del sistema económico formal y no tienen conciencia de clase), fue el responsable de derribar las vallas y herir a más de 100 policías, además del fallido intento de tomar, además de Palacio Nacional, la sede de la Suprema Corte de Justicia de la nación, maniobra que “curiosamente”, jamás intentaron bajo la mano de Norma Piña.
También llamó la atención la coordinación de figuras de la derecha internacional para promover la narrativa de una inexistente “insurrección” en todo México, bajo la égida de la bandera pirata del anime One Piece y la Generación Z, así como ocurrió en Tailandia y Sri Lanka.
Así, representantes estadounidenses, el comunicador trumpista y mitómano compulsivo Alex Jones, y el español Javier Negre, “director” de un bodrio fascistoide llamado La derecha diario bailaron al son que coordinaron junto con cipayos nacionales como el evasor de impuestos Ricardo Salinas Pliego y sus achichicles de fuerza desinformativa azteca.
La cereza en el pastel fueron los personajes que, sin ningún pudor, marcharon portando símbolos nazis, franquistas y que hicieron pintas judeófobas dedicadas a la presidenta. Fue una marcha de fachos, no de la Generación Z.
