En cualquier página de internet relacionada con medicamentos es fácil encontrar la utilidad del litio: “Se utiliza para tratar y prevenir los episodios de manía (ánimo frenético, anormalmente emocionado) en las personas con trastorno bipolar (trastorno maníaco-depresivo; una enfermedad que provoca episodios de depresión, episodios de manía y otros estados de ánimo anormales)”.

Es decir, el litio es un medicamento antimaníaco. Funciona al reducir la actividad anormal en el cerebro.

Sobran en México políticos maníacos. Estos son sus síntomas:

√ Sentirse muy optimistas, eufóricos o animados. Todos y todas son así en Morena, el PAN, el PRI, el PRD y MC. Tristemente excepciones honorables no hay.

√ Tener muy mal genio o parecer extremadamente irritable. Todos y todas son de temperamento colérico cuando las cosas no salen según sus deseos. Lo vimos en el reciente debate sobre la reforma eléctrica.

√ Sentirse inusualmente importante, talentoso o poderoso. Todos y todas en la política mexicana piensan que hacen historia, inclusive cuando —lo que ocurre con demasiada frecuencia— lo único que hacen es el ridículo.

√ Hacer cosas arriesgadas que muestren falta de juicio. Es la especialidad de nuestra clase política.

Qué bueno que el litio esté de moda. No es complicado encontrarlo en las farmacias. Todos los políticos y todas las políticas deben tomarlo tres veces al día en tabletas o cápsulas, inclusive en solución. Urge que se tranquilicen. El exceso de autoestima entre quienes ocupan los distintos cargos públicos, si no se corrige a tiempo, puede resultar mortal para la sociedad mexicana.