Este viernes termina el Verano de la Investigación Científica del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, un programa multidisciplinario, gratuito y formativo qué tiene como finalidad sembrar “semillas” de curiosidad para detonar debates e investigaciones.
El programa, coordinado por la Dra. María del Pilar Hernández, cumple 33 años este 2025 y la reforma judicial así como las primeras elecciones judiciales han acaparado las ponencias de varios autores que se presentan en el Circuito de Humanidades para dialogar. Entre tantos, hubo una jurista que investiga la enseñanza del Derecho y puso el acento en el hecho de la poca familiaridad que tiene la gente común y corriente con jueces, magistrados y ministros. Se trata de la Dra. Itzayana Cornejo, quien destaca que encima de todo, desde los años sesenta no se han construido más sedes de Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH) en tanto que la demanda y la cantidad de jóvenes en edad de aprendizaje si. https://www.youtube.com/live/h-V2mUY2l_g?si=I6hxbHo5cbwU6GLo
El hecho es que hay pocas preparatorias en las que se enseñan cosas sobre el Derecho como materia y los derechos humanos como herramienta mínima de autodefensa frente a otras autoridades. La conciencia sobre la posible existencia de nuestros derechos es algo que surge tan solo cuando de alguna manera, se violentan hacia alguien del entorno cercano o hacia uno mismo.
De los juzgadores no se habla. Ni de la forma de nuestro sistema o sobre por qué es relevante la función jurisdiccional y los jueces. No se trata solamente de un desconocimiento respecto de quiénes son, se trata de un vacío informativo completo sobre su papel en el diseño de Estado mexicano. En México, se estima que al menos la mitad de los ciudadanos ha experimentado un problema legal en los últimos dos años, según la iniciativa de World Justice Project México. De estos, tan solo uno de cada cuatro ha recibido ayuda legal. Los litigios más persistentes son en materia familiar, civil y laboral. Eso implica tres grandes vacíos: primero, el de la materia agraria en donde se resuelven las disputas sobre campo, que territorialmente representa una mayor extensión que las urbes pero estadísticamente eso no se ajusta al acceso de justicia institucionalizao; el segundo, que en general, las personas sólo se interesan por jueces cuando tienen alguna disputa que personalmente les puede afectar, pero aún en ese punto, los juzgadores y magistrados son figuras lejanas; el último gran vacío: el democrático.
Si es que participar implica conocer, al menos superficialmente, aquello sobre lo que dirime en democracia, la ausencia de educación y de vínculos entre el Poder Judicial y las escuelas representa una profunda escisión entre crecimiento, juventud, ingreso a la vida pública como lo es la escolar y académica, de la mano con la noción de merecer justicia y espacios libres de violencia. Es como un velo oscuro que a punta de elecciones se ha intentado quitar, sin voltear a ver que en la profundidad del tejido social, en la antigua clase de formación cívica y ética se hablaba de la presidencia y las diputaciones, de la moral y la ética, de la bandera y sus símbolos pero que en aquellos CCH, bachilleratos humanistas que tienen pase directo a la UNAM, fue donde comenzó a enseñarse Derecho.
En algunas preparatorias privadas también, pero en los bachilleratos técnicos y modalidad de sistema abierto así como en aquellos que lo estudian de forma nocturna o abreviada, no se habla sobre el tema. No hay una maestra o un maestro que explique a los jóvenes o a los adultos que estudian este grado que tienen derechos laborales básicos, que tienen también derechos civiles y que quienes resuelven los problemas cuando escalan a ese nivel, son justamente esos juzgadores.
Eso me recuerda a la última mesa de trabajo en la que la Fiscal Bertha Alcalde recibió a una comitiva de mujeres Defensoras de víctimas, en la que se planteó la urgencia de que la Fiscalía capitalina tenga un oído en el aula y otro en todas las escuelas, de todos los niveles, con la finalidad de que identificar conductas posiblemente constitutiva de delito en contra de menores así como perseguir las sea cotidiano e inmediato. Que el abuso sexual infantil, el bullying y todos los delitos relacionados con niñas, niños y adolescentes no tengan que esperar 6 horas en una agencia ministerial para denunciar así como que aquellos acusados dejen de ser en cubiertos por sus superiores, que puedan ser temporalmente detenidos al momento en que de forma escolar se les denuncia en tanto que una autoridad competente se haga cargo del caso.
La Fiscalía tiene ahora un Gabinete Educativo del que pronto les contaré, pero en tanto, pensar la democracia y las famosas elecciones judiciales no atraviesa solo la reforma a ese poder, sino que contiene un llamado a que el sistema educativo completo adopte a maestros-abogados que empoderen jurídicamente a las niñas, niños y adolescentes desde pequeños, permitiendo que el conocimiento sobre derechos, las formas de resolver asuntos con mecanismos alternativos de solución de controversias en casos posibles junto con el más estricto trato en casos de abuso y violencias se vuelva cotidiano, conocido, exigible, digerible y cercano también para sus padres.
Una reflexión muy valiosa de la Dra. Itzayana justamente fue cuestionar si es que las personas que se forman como técnicos y se preparan para una inserción rápida al entorno laboral no tienen estos conocimientos ¿cómo podrán siquiera detectar la explotación, el abuso, los tratos degradantes o la ausencia de pagos de utilidades, la ausencia de seguridad social y otros derechos logrados?
Inclusive, la mediación y negociación tiene como base la igualdad, pero ¿cómo puede negociar se una reparación del daño sin la conciencia de los Derechos posiblemente violados? Solamente la educación en Derecho y justicia pueden ser motores de participación en elecciones tan complejas y técnicas, pues al menos, así podrá socializarse lo que hace un juez y un magistrado, entonces tendrá sentido no votar por un aspirante vinculado a proceso por abuso sexual infantil que tendrá en sus manos las herramientas para perpetuar la impunidad y el abuso. La educación en Derecho y justicia se antojan, inclusive, como la vacuna contra abogados abusivos que venden castillos de arena y desprestigiar la profesión. Pocas cosas tan democráticas como niñas, niños, adolescentes y jóvenes inmersos en todo lo que implica la República Federal Mexicana en que les ha tocado crecer.