Este asunto de los enormes créditos fiscales que pesan sobre las empresas de Ricardo Salinas Pliego no es el único de muy dudosa ética en el que se ve involucrada la familia; van desde escándalos en el mercado de valores en Wall Street hasta jugar sucio a sus proveedores, pasando desde luego por, en proporción, no pagar impuestos si le compara con cualquier trabajador al que estos se les retienen, por ley.
Una vez que estalló la crisis cambiaria de 1982, Elektra se vio en un escenario de quiebra técnica y la solución principal para salvar a la empresa, de parte de los señores Salinas Rocha y Salinas Price, abuelo y padre del tristemente famoso Salinas Pliego, fue la bajeza de suspender los pagos a sus proveedores, al conseguir una sentencia judicial, lo cual, obviamente, no cayó nada bien a sus acreedores de todo tipo, que en los hechos, y jugándoles sucio, fueron los que salvaron a la empresa de la bancarrota. A los bancos, nacionales y extranjeros se les dejó de pagar por tres años; a los proveedores no se les pagó, sino que se les condicionó a continuar comprándoles a cambio de la virtual cancelación de millonarias deudas; dado la situación de crisis del país, no tuvieron opción.
Con esa clase de marrullerías la empresa no solo se salvó, sino que a la postre se convirtió en el gigante que es hoy, con un banco operando paralelamente a sus operaciones de ventas a crédito. No obstante, al haber perdido en esa coyuntura, alrededor del 80% de su valor, a base de pisar a empresas más vulnerables, abusar de la confianza de instituciones financieras y, hoy es claro, de maquillar sus cifras ante la autoridades hacendarias, salieron avante, al tiempo de que cientos, sino es que miles de empresas naufragaron.
¿Cómo es que ese tipo utiliza sus canales de televisión para propagar el discurso del “empresario modelo”? ¿Hasta cuándo el Estado mexicano le pondrá un alto a sus abusos y a su cinismo? Esperemos y sea pronto, porque es ofensivo ver cómo miles y miles de empresas que cumplen, que van en el camino recto, en ocasiones apenas y llegan a cubrir sus nóminas, al tiempo que un gigante transa se burla de todas ellas, mostrando todo lo que es posible hacer del otro lado, es decir, al margen de la ley.
