Sonora Power

Una vez disipado el ruido alrededor de la elección del poder judicial, comienza a vislumbrarse un hecho histórico, el resultado de Hugo Aguilar Ortiz como el futuro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Este simple hecho, es decir la elección por voto popular mayoritario de un presidente de la Corte con origen en un pueblo indígena, en este caso Mixteco de Oaxaca, hace que el proceso cobre una relevancia de proporciones enormes, similar a la que se cumplió en México hace poco más de un año, con la elección de la primera mujer presidenta, en este caso en la persona de Claudia Sheinbaum Pardo.

Dimensionar este hecho es fundamental para entender el gran momento que vive México a nivel de las reivindicaciones.

Ningún otro país del hemisferio occidental ha alcanzado tales hitos, mucho menos en un plazo de solamente un año, México se ha echado un clavado en la democracia sin titubeos y buscando justamente cambiar la historia de machismo, discriminación y clasismo, demostrando que ha evolucionado el país, ha evolucionado su sociedad y ha cambiado su sistema político, del pasado profundamente autoritario y antidemocrático, por uno en el que prevalece la voluntad del pueblo.

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Claro, ayudan mucho el buen desempeño, la disciplina y los resultados que ofrece una presidenta como Sheinbaum Pardo, pues no solo avanzamos eligiendo a la primera mujer presidenta, sino que además tenemos una verdadera lideresa, que conduce al país con claridad de miras, sabiduría y cabeza fría.

La deuda histórica que tiene nuestro país con las naciones originarias, que por siglos fueron despojadas de su cultura, de sus tradiciones y de su territorio, solo es equiparable a la deuda que acumulo el aislamiento tras décadas de machismo y patriarcado con las mujeres.

Hoy podemos decir que todo cambia de manera acelerada y que junto al tiempo de mujeres, proclamado por la presidenta el 1 de octubre de 2024, esta por llegar en septiembre el momento para que se haga justicia real y reivindicativa para las naciones originarias de México.

Pero no solo eso, con la llegada de la nueva Corte comienza un ciclo de renovación del poder judicial, se acabarán las complicidades, los amiguismos y los jueces tapadera, y comenzará un periodo real, en el que la justicia pueda ser garantía para las víctimas y no para los victimarios.

Justo ayer jueves recordamos 16 años de la tragedia en la Guardería ABC, un crimen de lesa humanidad, en el que se vieron involucradas instituciones y por lo tanto funcionarios del Estado mexicano, que en complicidad con empresarios sacrificaron a 49 niños sonorenses en un altar de la corrupción.

En ese caso, si bien el presidente Andrés Manuel López Obrador se empeño en hacer justicia en cuanto al resarcimiento del daño y ofreciendo la garantía de pensiones económicas vitalicias, acceso a servicios médicos y ademas una serie de cambios en las leyes para impedir que la subrogación de ese tipo de servicios y por lo tanto el negocio con los niños y las familias prevalezca, la realidad es que la sensación que persiste en Hermosillo es que no se logró hacer justicia, porque quienes estaban a cargo de juzgar y condenar a los responsables, evadieron esa responsabilidad y dejaron impunes a los responsables.

Hay culpas en el gobierno de Sonora, quienes estaban a cargo de protección civil fallaron, hay responsables en el gobierno de Hermosillo, pues las autoridades incumplieron, hay fallas evidentes en la estructura del IMSS, y un fallo evidente en este caso, es que el Estado mexicano incumplió con la responsabilidad de cuidar y proteger a los hijos de los trabajadores.

La nueva corte, encabezada por Hugo Aguilar Ortiz tiene la responsabilidad de garantizar que haya justicia, tiene por necesidad que revisar esos expedientes y en todo caso castigar a los culpables.

Pero ese es solo uno entre miles de expedientes, la protección de la justicia no puede seguir cubriendo a los poderosos, la justicia como tal, debe atender a los grupos vulnerables, a las víctimas.

Si eso comienza a ocurrir, más allá de hechos históricos y reivindicaciones de género u origen, habremos avanzado como sociedad y entonces podremos asegurar que México es un país que se puso a la vanguardia.

Correspondencia a demiandu1@me.com | X: @Demiandu

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