“Demorar la justicia es injusticia.”

WALTER SAVAGE LANDOR

Aceptémoslo: en dos días López Obrador nuevamente logró girar la atención del debate nacional. Se nos olvidó la salud —o la falta de un sistema de salud pública que medianamente sirva—; el que el gobierno esté en bancarrota —y que lo esté aún más gracias al mega fraude ocurrido en SEGALMEX bajo las narices de su gran amigo Ignacio Ovalle—; la violencia y la inseguridad que no cesan —junto con las declaraciones de Ken Salazar advirtiendo que las inversiones norteamericanas en México peligran—; el pleito interno morenista —y que el narco esté más que presente en las recién elegidas estructuras del partido—; el escándalo del sobreprecio de Dos Bocas —no hablemos del Tren Maya—… vaya, incluso el que el ejército, el mismo al que el gobierno cuatroteísta le ha entregado un tercio de tooooodo el presupuesto federal, ¡fue co responsable de la desaparición de 43 normalistas hace casi ocho años! Claro, el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, ha sido muy cauto al “solo” involucrar a un batallón y efectivos de medio pelo, esto es, a 83 militares. No vaya a ser que le pidan su renuncia… no tardan.

Todo se mandó a la gaveta del olvido cuando, cual mago, López Obrador sacó de su chistera (de su guayabera) el caso de Ayotzinapa y la detención, que más bien fue entrega, del ex procurador de justicia. Simple: el primer mandatario ya sabía que, después de tres años encarcelada sin mediar juicio, venía la salida de Rosario Robles Berlanga. A partir de hoy, ella tendrá que pasar lista cada quince días y no podrá salir del país, pero en prisión, cual trofeo en exhibición, ya no estará.

Desde hace tres años, por un lado, y a partir de la fatídica noche de septiembre del 2014, por el otro, López Obrador no ha dejado de sacar raja política de estos casos. ¿Justicia? Eso es lo único que no ha habido.

Por lo pronto, concentrémonos en la aprehensión de Murillo Karam: en uno de los momentos más aciagos y complicados de su gobierno, AMLO y su equipo de trabajo retoman el tema Ayotzinapa y presentan… la verdad que se supo desde antes y que ahora se descubre como una triste nueva. ¿Y qué hacen? Detienen a Jesús Murillo Karam, quien desde hace años dijo que los estudiantes estaban muertos.

¿Por qué en estos casi ocho años no mandaron a analizar al laboratorio de Innsbruck los cientos de restos óseos hallados en las inmediaciones de Iguala como pidió en su momento la PGR y recomendó la CNDH en tiempos de Enrique Peña Nieto? Respuesta: porque en ese entonces a la 4T no le convenía decir que todos los normalistas estaban muertos.

La razón ahora para pactar la detención de Karam es doble:

  1. Compensar la pérdida en la narrativa que significa ya no tener a Rosario tras las rejas.
  2. Resolver el dilema fundamental de la 4T con respecto a Ayotzinapa. Esto es, acusar crimen de Estado, pero no tenerse que ir contra la Sedena como institución.

Detención pactada. El “culpable” ha sido aprehendido, “se evidencia” al gobierno anterior, se dispensa la injusticia cometida contra Robles Berlanga, el ejército guarda silencio y el discurso político vuelve a ser tutelado por López Obrador. ¿A poco no ven, estimados lectores, la trampa de escapismo?

Lo urgente, lo importante se calla. Ante el pasado reescrito por la 4T se olvida a los Abarca, al gobernador guerrerense, a las estructuras de las Fuerzas Armadas —que son las mismas hoy a las de antes—, todos promocionados por Andrés Manuel. Se pasa de largo que a una mujer, enemiga acérrima de lopezobradorismo, se le tuvo injustamente encarcelada durante tres años. ¿Quién va a pagar por ello?

La orden de aprehensión en contra del exfiscal señala los delitos de desaparición forzada, tortura y obstrucción a la administración de justicia en el caso de Ayotzinapa. Esos son los cargos; no hay una sola prueba que los sustente.

Como no las había ni las hubo tampoco contra Robles. Se le mantuvo encarcelada por la una licencia de conducir falsa; los cargos de omisión en la responsabilidad administrativa ni siquiera se han procesado. Presunción de culpabilidad sobre quien le resulta útil al régimen señalar, eso es lo que ha habido.

Quienes aún dudaban del arreglo político con respecto a la detención de Murillo Karam, espero la coincidencia en tiempos con la liberación carcelaria de Robles Berlanga les deje las cosas en claro.

Se cocina un espectáculo muy bien armado con fines políticos. La duda es si este evolucionará más al estilo Emilio Lozoya Austin o se desarrollará tipo Rosario Robles (es decir, si veremos por años al ex procurador en la cárcel sin un juicio).

Que el país no espere justicia, esto es un montaje más para hacer olvidar todas las necesidades del país. Una gran truco de magia, pero una ilusión al fin y al cabo.