Desde la Organización Nacional de la Defensa Del Deudor, observamos con preocupación un ciclo que se repite año tras año: la euforia del gasto decembrino que culmina en una severa crisis financiera durante el primer trimestre del año siguiente. La Navidad, una época que debería ser de paz y reflexión, se ha convertido en el pico más alto de endeudamiento no planificado para millones de familias.

El descontrol del gasto en esta temporada no es casualidad; es el resultado de una combinación de presión social, mercadotecnia agresiva y una respuesta química en nuestro cerebro que nos impulsa a consumir sin medir las consecuencias.

La trampa psicológica del gasto

Cuando un consumidor realiza una compra, especialmente una impulsiva o deseada, el cerebro libera dopamina. Esta sustancia química genera una sensación de placer y recompensa. Los comercios están perfectamente conscientes de este mecanismo. Las luces, la música, las ofertas limitadas y la atmósfera festiva están diseñadas para maximizar esta liberación de dopamina, llevando al cliente a un estado de euforia consumista donde la racionalidad financiera queda suspendida.

El problema radica en que este placer es efímero, pero la deuda es duradera. Estamos programados para buscar la recompensa inmediata, ignorando el dolor futuro.

La falsa comodidad de los meses sin intereses

Una de las herramientas más efectivas que utilizan los comercios y las instituciones bancarias para fomentar el gasto excesivo son las promociones de “Meses Sin Intereses” (MSI). A primera vista, esta opción parece una solución ideal para adquirir bienes de alto valor sin la carga de intereses inmediatos. Sin embargo, para la mayoría de los deudores, los MSI se transforman en una trampa de acumulación silenciosa.

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El cliente adquiere un televisor a 12 MSI, un viaje a 18 MSI, y regalos a 6 MSI. Cada compra individual parece manejable, pero la suma de todas estas mensualidades fijas (que son, en esencia, deuda diferida) se convierte rápidamente en una losa pesada que asfixia el presupuesto mensual. El ingreso familiar queda comprometido por compromisos adquiridos en un periodo de euforia, limitando la capacidad de ahorro y maniobra durante todo el año siguiente.

La cruda financiera y sus consecuencias anuales

El fin de la temporada navideña marca el inicio de la temida “cuesta de enero”. Sin embargo, para quienes se excedieron, no es solo una cuesta, sino una montaña que deben escalar durante meses.

Las consecuencias de un gasto desordenado en diciembre se manifiestan de diversas maneras a lo largo del año:

1. Desequilibrio presupuestal: el pago de las deudas navideñas obliga a recortar gastos esenciales o a recurrir a nuevas deudas (préstamos personales o tarjetas de crédito con altos intereses) para cubrir servicios básicos, creando un círculo vicioso.

2. Pérdida de ahorros: muchos recurren a sus ahorros o al aguinaldo para cubrir gastos que debieron ser cubiertos con el presupuesto ordinario, dejando a la familia sin un fondo de emergencia ante cualquier imprevisto.

3. Deterioro del historial crediticio: al no poder manejar la acumulación de mensualidades de MSI y los pagos mínimos de las tarjetas, se incurre en retrasos. Esto no solo genera comisiones, sino que daña el historial crediticio, cerrando las puertas a mejores oportunidades financieras en el futuro.

4. Estrés familiar: las deudas son una de las principales fuentes de conflicto y estrés en el hogar, impactando negativamente la calidad de vida mucho después de que los regalos han sido olvidados.

Consejos eficientes para blindar sus finanzas

Es posible disfrutar de las fiestas sin hipotecar el futuro. Desde la Organización Nacional de la Defensa Del Deudor, recomendamos aplicar estos sencillos pero efectivos consejos:

1. Establezca un presupuesto fijo y cúmplalo: antes de salir de compras, determine la cantidad máxima que puede gastar en regalos, cenas y decoraciones. Si es posible, retire ese monto en efectivo y úselo como límite.

2. Priorice el pago de contado: siempre que sea viable, pague en efectivo o con débito. Esto elimina la tentación de adquirir deudas a largo plazo y le obliga a confrontar el costo real de la compra.

3. Sea crítico con los MSI: antes de aceptar una promoción de meses sin intereses, sume todas las mensualidades que ya tiene comprometidas. Si el nuevo pago supera el 10% de su ingreso mensual disponible, es una señal de alerta roja. Recuerde que los MSI son deuda, no un regalo.

4. Evite compras impulsivas: si siente el impulso de comprar algo, espere 24 horas antes de concretar la transacción. La euforia dopaminérgica se disipa, permitiendo que la razón financiera retome el control.

5. Planifique la cuesta de enero en diciembre: destine una parte de su aguinaldo o ingresos extra para cubrir los gastos fijos de enero (impuestos, colegiaturas, etc.), y no para financiar los excesos navideños.

Si usted ya se encuentra en la temida cruda financiera, si las deudas de diciembre han superado su capacidad de pago y teme por su historial crediticio, es fundamental actuar de inmediato.

Recomendamos siempre acercarse a las autoridades competentes para presentar cualquier queja contra instituciones financieras o comercios. Asimismo, la Organización Nacional de la Defensa Del Deudor está disponible para ofrecerle la información y la ayuda necesaria para negociar sus deudas de manera estructurada y segura, permitiéndole recuperar su estabilidad financiera sin caer en esquemas fraudulentos. No espere a que la situación sea insostenible; la solución comienza con la acción oportuna.