A estas alturas, donde la presidenta constitucional ha rendido su primer Informe de gobierno, se ha deslizado la posibilidad de un rompimiento político y estratégico. De hecho, quienes los han planteado son los liderazgos del PVEM.
No sé si se trate de una estrategia ahora que se avecinan temas sustanciales como la reforma electoral. Estoy convencido que todo ello, por la relevancia que tiene, será ampliamente discutido, en especial, porque están en juego las voces de las minorías que en cualquier democracia son de vital importancia. Eso, por un lado, marcará el hito de la permanencia o separación del Partido Verde. Al igual que ello, está claro, los rubros de nepotismo son, de alguna manera, aspectos que se han convertido en un tema de amplio análisis de saber hasta qué punto es o no es una concepción de esa naturaleza.
De entrada, la dirigencia nacional, por propuesta de la presidenta constitucional, determinó que ninguna candidatura, que tenga parentesco o consanguinidad, podrá ponerse en marcha en este proceso electoral del 2027. Eso, sin lugar a dudas, es aludir a los intereses legítimos de quienes, a lo largo de muchos años, han forjado su propia carrera.
No podemos quedarnos atrapados en un término que, tiempo atrás, fue un verdadero lastre, mayormente con las prácticas de amiguismos del PRIAN. Siendo así, presupuestamos que algo puede llegar a pasar si no se atiende este tema lo más rápido posible, sobre todo en entidades como Zacatecas y San Luis Potosí. Dadas las coyunturas, las tres fuerzas que integran la coalición están a tiempo de inhibir el impacto que puede ocasionar una ruptura. Ya vimos lo que pasó en Coahuila y el más reciente resultado en Durango y Veracruz.
El principal foco de atención, a nuestro juicio, es evitar pugnas a como dé lugar. Sería un error político regalar un centímetro de chances a la oposición. Lo importante, por encima de cualquier aspecto, es nutrir esta sociedad que, a partir del 2018, abrió la puerta a la alternancia. Los dirigentes, en ese sentido, se deben dar cuenta de la magnitud. Están en juego no solo las elecciones para las gubernaturas, sino también para los temas legislativos. No hay tiempo para medias tintas ni zigzagueos. Sin una alianza de verdad, se pondría en jaque la continuidad del proceso de transformación. Por eso no se debe prolongar demasiado este tipo de tensiones. Ya vimos, por ejemplo, los alcances y el terreno que han ganado el PVEM, pero sobre todo el PT. Este último, por cierto, fue quien más acrecentó su proporción como competidor. La muestra más clara fue Veracruz.
Y el PT, que siempre ha dado la cara por el proyecto de transformación, se mantiene en esta coalición. Así lo han hecho saber los coordinadores de ambas fracciones parlamentarias. Ellos, que también son un pilar, saben lo sustancial que es dar acompañamiento a la agenda legislativa, sobre todo, en vísperas de asuntos fundamentales. Eso lo dice claramente la carta magna. Tengo la impresión de que con todo ello, vendrá un proceso de introspección para evaluar, en especial, para no entrar en un terreno de polarización. La postura, viendo así, tiene que flexibilizarse, máxime por el entorno que con antelación vivimos ahora que se ha hecho costumbre adelantar los escenarios de cargos de elección popular.
La columna vertebral, el corazón y los pulmones de esta coalición Seguimos Haciendo Historia, sin duda, radican en el potencial que aporta cada uno de los partidos aliados. Desde luego, está claro, todo lo que rodea ese universo son elementos inexorables. Uno de esos asuntos, inminente, por cierto, es la agenda legislativa y los votos que se requieren para construir la mayoría calificada. Sin la proporción verde, parece muy complicado que los asuntos caminen. Se tendría que convocar a otras fuerzas que, en este momento, no considero sea pertinente, sobre todo, para no facturar una moneda de cambio. Es verdad, cada quien asumirá su responsabilidad, principalmente quienes están detrás de la estructura, pues más que una cohesión, en definitiva, puede estar en riesgo el proyecto de nación, por cómo se sostiene este bloque.
Se espera que todo esto tenga solución. La coalición Seguimos Haciendo Historia, aunque muchos la minimicen, es fundamental mantenerla sólida. No se puede menospreciar, de igual forma, la capacidad y el poder de convocatoria que tiene tanto el PVEM como el PT. Lo más correcto, políticamente hablando, es mantener esta sociedad, en especial porque los ojos están puestos en las elecciones intermedias del 2027.