Este 2024, año de elecciones constitucionales y de relevos en las titularidades de los poderes legislativo y ejecutivo federales, representa una oportunidad para generar cambios de fondo en las políticas públicas educativas en México, lo cual incluye la discusión de la narrativa reformista hoy vigente.

Entre otras nociones y retóricas que están obligadas a replantearse, está la idea y el cuerpo discursivo oficial de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), debido a su ambigüedad y a la necesidad de reconstituirse en la narrativa del cambio educativo con sello de la 4T.

Aunque queda claro que la idea reformista de la educación en México es más amplia, la noción de la NEM tiene referentes más delimitados dentro de ella. Así, la NEM, como elemento del aparato discursivo de las actuales políticas públicas educativas, habrá de revisarse.

Entiendo que en una nación que ha adoptado, desde el siglo XIX, un régimen republicano, democrático y representativo, la retórica de un gobierno no es palabra sagrada. La NEM, por lo tanto, es un ejemplo de un discurso gubernamental que deberá de revisarse y reestructurarse porque no es indiscutible.

Para ello, habría que continuar los ejercicios de comprensión y análisis del contenido y la evolución del concepto de Nueva Escuela Mexicana. ¿Cómo surgió este concepto? ¿En qué contexto sociopolítico fue creado? ¿Cuáles son sus principios y ejes rectores? Al elevarse al grado de ley general, ¿perdió su esencia discursiva o paradigmática? ¿Qué hay detrás de la NEM más allá de un membrete demagógico e inentendible?

Como lo propuse en 2023, la retórica de la NEM es discutible, requiere réplica, y necesita del ejercicio de la reflexión informada y argumentada; por ello, debe abrirse, no cerrarse, al debate como concepto y como guía de la práctica educativa pública.

A la NEM, como idea central de una política pública educativa, sexenal o transexenal, y como pieza de retórica gubernamental le hace falta constituirse en discurso y contenido con fundamento teórico, y quizá debiera renunciar a su representación simple y supuestamente neutral: La noción de “Lo nuevo”.

¿Cuál es la lógica y el valor político de lo “innovador”? ¿Cuáles son los elementos axiológicos de “la innovación”? ¿Cuáles son los fundamentos de lo “nuevo”? ¿Qué se puede rescatar de la “vieja” escuela mexicana?

La noción de “escuela” también requiere de una revisión profunda. ¿Cuál es el papel que juega la escuela, entendida como comunidad educativa y como institución clave para asegurar el derecho a la educación? ¿Cuál es su rol como institución que cambia o que se resiste al cambio?

La escuela pública de nivel básico (inicial, preescolar, primaria y secundaria) es la columna vertebral que proporciona los cimientos del sistema educativo nacional; es ahí donde se asienta y procesa el proyecto educativo del Estado mexicano, sin embargo, la idea de la Nueva Escuela Mexicana no ha surgido de ella como producto de las prácticas docentes ni directivas escolares, debido a su carácter eminentemente retórico y demagógico, sino que se ha impuesto “desde arriba”.

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En fin, hoy se necesita discutir por qué la idea de NEM en las escuelas existentes, sólo es un membrete, un logo, una imagen. En general, la NEM se usa, sin reflexionar, como la idea principal del gobierno de la 4T en materia educativa, como la noción fuerte, protagónica e indiscutible.

La idea de transformación (cambiar las formas) aquí tiene sus límites. ¿Cómo defender la incongruencia demostrable entre la NEM y los procesos diseñados para distribuir los incentivos económicos individuales al magisterio? ¿Cómo argumentar la incompatibilidad entre una USICAMM, que promueve la competencia individualista y que reivindica a una burocracia dorada que determina los ritmos de la precarización del magisterio, y la idea de una NEM orientada al trabajo colegiado?

Sería conveniente discutir, en este 2024, sobre la desaparición de la USICAMM y repensar en un sistema no burocratizado ni centralizado de reconocimientos a las maestras y los maestros tanto en forma individual como colectiva.

¿Cómo empatar la noción amplia y ambigua de la NEM con las nociones de “excelencia” (que se asocia con la idea más precisa de “calidad”) y de “mejora continua”, que fueron elevadas a rango constitucional en 2019, junto con la idea de “máximo logro de aprendizaje”, que encierra una lógica cuantitativa y reduccionista de los procesos educativos?

La NEM es sólo una idea que no se sostiene como aportación o impulso del cambio por dos razones: a) no existen atributos novedosos, o rupturistas, si se le compara con los elementos o atributos de la escuela pública ensayados en otros periodos de gobiernos anteriores, donde las políticas públicas educativas se nutrieron de discursos nacionalistas-revolucionarios similares; y b) porque la noción de NEM no ha aterrizado como intención de cambio educativo en la base del sistema, es decir, en la escuela pública concreta durante los últimos cinco años de gobierno de la “4T”, y no ha sido incorporada al lenguaje de los protagonistas de los procesos educativos en los centros escolares que son su estructura y razón de ser: docentes, directivos escolares, asesores técnicos y personal de apoyo.

El discurso de la NEM, hoy, como el lenguaje del reformismo educativo, no opera en la vida cotidiana de las escuelas a ras de piso por más que se diga que fue construido “desde abajo”. De ahí que a ésta la categorice (la no construcción desde abajo y su camisa de fuerza al convertirla en palabra de ley) como la falla de origen en su concepción y práctica.

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