En el marco del homenaje a Simón Bólivar, el presidente AMLO celebró la memoria del libertador sudamericano y se refirió a su gran legado histórico, comparándole con próceres nacionales como Miguel Hidalgo y José María Morelos.

En el acto, el presidente AMLO sugirió la desaparición de la Organización de Estados Americanos (OEA) y su sustitución por una institución que “no fuese lacaya de nadie”. No imagino, luego de esto, el pensamiento de la embajadora Luz Elena Baños Rivas ante la desafortunada sugerencia del presidente.

Ciertamente, y algo habremos de conceder a AMLO, la OEA ha sido ocasionalmente un instrumento político de Washington para la implementación de su política en América Latina. Sin embargo, la organización sí que ha servido para hacer escuchar las voces de todos los gobiernos; en el entendimiento de que la OEA es un foro multilateral sin competencias cedidas por los Estados miembros, a diferencia de la Unión Europea.

Enseguida, AMLO añadió que los países de América Latina, bajo la idea algún día esbozada por Bolívar, deben unirse en una institución semejante a la Unión Europea. ¡Vaya desconocimiento de la historia del continente demostrado por el presidente! Pareciera olvidar que México, debido principalmente a su situación geográfica y a los intereses que le unen con sus vecinos del norte, se ha distanciado del resto de los paises latinoamericanos.

El despropósito continuó

Al referirse a la Unión Europea, AMLO evidenció su ignorancia en torno la historia, origen, funcionamiento e instituciones de la organización internacional más exitosa del mundo. En este contexto, la idea de una unión latinoamericana semejante a la UE se antoja como una idea descabellada y fuera de la realidad, pues los países latinoamericanos han dado cuenta de la ausencia de voluntad política para el lanzamiento de cualquier organización remotamente similar a la Unión Europea.

Las voces de rechazo no se hicieron esperar

Marta Lucía Ramírez, ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, defendió la OEA. Por otro lado, y como era previsible, el presidente Nicolás Maduro aseveró que la organización sita en Washington “estaba muerta” y que no se debía desechar la propuesta de AMLO.

En suma, los líderes populistas latinaomericanos han encontrado a un nuevo enemigo: la OEA; una organización internacional que, en el marco de sus limitadas competencias, y a pesar de la influencia ejercida por los Estados Unidos, ha ofrecido desde su fundación un espacio de diálogo para los gobiernos del continente.