No es novedad para nadie que los militares (los de alto rango, huelga subrayar) se inmiscuyen en política. Derivado del simple hecho de que el secretario de la Defensa Nacional, que es general, y que a la vez, es miembro del gabinete, los titulares de la Sedena se ven involucrados en todos los vaivenes y grillas que tienen lugar en las reuniones del presidentes con el resto de los ministros.
Sin embargo, este “involucramiento natural” del titular de la Sedena en la política ha alcanzado nuevos niveles. Por primera vez en la historia moderna de México (o al menos, según recuerdo) se ha comenzado a hablar sobre la participación de las Fuerzas Armadas en los procesos electorales, lo que representa un retroceso democrático sin precedente.
Según dicen algunos comentaristas (por lo que no son fuentes confirmadas sino que se trata simplemente de ejercicios especulativos por parte de politólogos y líderes de opinión) algunos candidatos, de cara a las elecciones presidenciales de 2024, han comenzado a buscar el apoyo de los generales para alcanzar nominaciones.
Se ha hablado particularmente de Adán Augusto López, quien no figura más como favorito para ser el candidato de Morena. De acuerdo con MetricsMX, el secretario de Gobernación apenas alcanza un 9% de la intención de voto hacia 2024, lo que le coloca en un penoso cuarto lugar dentro del partido oficial. Esta situación, aunado a que una buena parte de las funciones de seguridad otrora adscritas a Segob han pasado a otras instituciones, habría motivado a Adán Augusto a buscar el apoyo de los generales.
Esta especulación ha sido también motivada por el apoyo público ofrecido por el secretario de Gobernación a la reforma constitucional en el asunto de la Guardia Nacional y el respaldo que ha ofrecido al general Sandoval con motivo de la cancelación de la reunión de éste con los diputados de la comisión correspondiente.
En suma, la posible intervención de los militares en los comicios electorales representa por sí misma una afrenta a los valores democráticos. ¿Cuándo habríamos imaginado que los militares, quienes son, a final de cuentas, un poder fáctico, intervendrían en las elecciones favoreciendo a un candidato? ¿O que un aspirante presidencial les buscase quizá para obtener apoyo político o financiero para su campaña? ¿O mismo para presionar al Presidente de la República?
Esperemos que lo que se especula en los medios de comunicación quede en eso: en un ejercicio imaginativo, y a que al final, los mexicanos tengamos en 2024 unas elecciones limpias que no pongan en duda la legitimidad del presidente electo.