Jalisco es el centro neurálgico de un problema nacional: Movimiento Ciudadano. La “nueva” política que propone esta agrupación empresarial disfrazada de partido político es un retroceso de más de 20 años en cuestión de política social. Jalisco tristemente ha sido gobernada por los personajes y partidos más siniestros del país. Desde el añejo PRI al recalcitrante y conservador PAN, Movimiento Ciudadano, como una estructura totalitaria, ha sido aplaudida por una minoría que, curiosamente, se ha beneficiado de grandes contratos o de puestos en el gobierno. La burocracia es naranja. ¿Qué significa? La imagen por encima de todo. Una comunicación social agresiva y constante, las ciudades a su cargo como Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco pueden tener los peores índices de violencia, de descuido en infraestructura, pero en redes sociales tienen una presencia abrumadora mostrando que todo está bien, promoviendo a sus gobernantes como candidatos perpetuos, mintiendo con falsas sonrisas y excesivamente blanqueadas.

Como parte de su estrategia administrativa, colocar empresarios en puestos clave fue la manera de marcar distancia de otros partidos. La larga tradición de izquierda que tiene Guadalajara se vio contrarrestada por una campaña de neoliberalismo salvaje. Cambiaron los puestos gerenciales por puestos de gobierno y con ello crearon la ilusión de Jalisco como un espacio para la inversión y la explotación, el desarrollo que no ha hecho sino arrasar con espacios naturales, fauna local y a costa del despojo violento de vivienda. No es la corrupción cotidiana, es una vulgaridad vuelta estrategia de gobernanza para beneficio de minorías corporativas.

Los barrios tradicionales han sido desplazados para construir grandes edificios, las rentas aumentan costos de manera arbitraria y las nuevas periferias que ha creado la gentrificación son espacios olvidados, inseguros y sin visos de mantenimiento o inversión pública para su mejora. El transporte público es deficiente, costoso y con horarios que perjudican el traslado de la clase trabajadora. La seguridad no está presente, el número de personas desaparecidas sigue en aumento. Mientras tanto, se decoran los lugares más emblemáticos para el turismo internacional que habrá de llegar para el Mundial del próximo año. Las casas llenas de humedad, las calles agrietadas y maltratadas, los postes de luz sobrecargados con cableado inútil pero peligroso, sin embargo, el presupuesto se desvía para unos cuantos bolsillos y para transformar la imagen de la ciudad en zonas donde no se necesita realizar ni un solo cambio.

Guadalajara ha despertado y se rehúsa a seguir siendo víctima de la gentrificación, del despojo del territorio; se rehúsa a ser cómplice en una estrategia de muerte impulsada por el gobierno estatal y varios gobiernos municipales de Movimiento Ciudadano. Al igual que su poderoso movimiento estudiantil, organizaciones y líderes sociales y culturales han reflexionado sobre la necesidad de alzar la voz y convocan a una marcha pacífica en contra de la gentrificación para este sábado 20 de septiembre, partiendo del Parque Morelos a las 4:30 de la tarde.

No es una marcha cualquiera, es la marcha que engloba todas las indignaciones, que busca gritar y denunciar el derecho más esencial: el de habitar espacios dignos. Hace poco más de un mes toda una comunidad fue desplazada ilegal y violentamente, el caso de San Sebastián el Grande en Tlajomulco de Zúñiga es un ejemplo de cómo operan estos grupos criminales, un cártel inmobiliario que no tuvo el menor reparo en utilizar fuerzas del orden para desplazar con violencia a más de 300 familias de su lugar de origen. Ante la impotencia, decidieron realizar un plantón frente al palacio de gobierno de Jalisco. Con motivo de los festejos del Grito de Independencia, fueron nuevamente desalojados, otra vez con violencia y con amenazas.

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Las grandes constructoras, los grandes empresarios de la especulación se han beneficiado de la falta de hogares y el exceso de espacios para rentar en plataformas de hospedaje. Incluso dueños y propietarios, cual sanguijuelas sociales, han optado por el camino de elevar las rentas y presionar para privilegiar que extranjeros con mayor poder adquisitivo habiten la ciudad, perjudicando a estudiantes y obreros que no encuentran espacios accesibles a sus zonas de trabajo.

Algunas personas encuentran consuelo en esta ficción de progreso. Esta ilusión solamente beneficia a quienes se oponen al bien común y solamente se indignan cuando sus intereses o privilegios están en riesgo. Ya lo decía Galeano, el mundo se divide entre los indignos y los indignados. Cada quién sabrá de qué lado estar. Por lo pronto el verdadero pueblo, no el de los rostros sonrientes en la publicidad política de redes sociales o el de las familias felices jugando en los anuncios espectaculares de las depredadoras inmobiliarias, el pueblo que padece y que no encuentra ya su lugar en la ciudad, habrá de expresar su inconformidad y habrá de tomar las calles en esta marcha pacífica contra la gentrificación. La cita es el sábado 20 de septiembre a las 4:30 en el Parque Morelos. Guadalajara exige vivienda digna.