En 10 puntos: que ahí viene el chingadazo por la Línea 12’. Es el título del artículo que ayer sábado redacté basado en lo escrito por Salvador García Soto, a quien leí en el diario Zócalo y no en El Universal porque este último diario exige pagar para tener acceso a algunos de sus contenidos.

Hoy domingo sí he podido leer en el diario de Juan Francisco Ealy Ortiz a otro columnista de primera división, Roberto Rock, cuyo texto excepcionalmente está disponible en forma gratuita.

Antes de continuar diré que no estoy dispuesto a entregar dinero ni siquiera por una de las mejores columnas de El Universal, la de Lorenzo Meyer, así que no podré conocer las explicaciones que da este historiador de un hecho lamentable: que en México consideremos a los periódicos extranjeros como divinidades.

Volviendo al chingadazo de la Línea 12, que sacudirá a la 4T próxima semana, debe tratarse de un golpe mucho más fuerte de lo pronosticado por el periodista García Soto, ya que su colega Rock habla de que provocará un cisma en el gobierno del presidente López Obrador. En realidad, el columnista habla, creo que incorrectamente, de “una cisma”, pero para el caso es igual:

“En este escenario, una batalla de pesos pesados —políticos y empresariales— traería a Palacio Nacional consecuencias por ahora impredecibles. No solo un sismo, una cisma. Irónicamente, lo que las urnas no trajeron puede estallar desde adentro”.

Roberto Rock, El Universal

Digo que erróneamente el señor Rock habla de “una cisma” porque el Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española menciona que cisma “aunque en épocas pasadas se usó en ambos géneros, en el español actual es siempre masculino”.

El cisma es la “división o separación en el seno de una Iglesia o religión, o en un grupo o comunidad”.

El primer cisma importante que registra la historia, es lo que creo, ocurrió en el siglo X, cuando el patriarca de Alejandría determino que su autoridad era idéntica a la del papa de Roma, con lo que nació la iglesia ortodoxa.

Otro cisma de relevancia tuvo lugar en los siglos XIV y XV cuando la iglesia católica tuvo dos veces dos papas al mismo tiempo.

El enredo lo originó la huida de Roma de Clemente VII, quien corrió cuando a la ciudad la atacó el ejército de Luis de Baviera.

Clemente VII, sin dejar de ser papa, se fue a vivir a Francia, mientras en Roma se elegía a Urbano VI como nuevo pontífice.

El sainete se repitió cuando murieron Urbano y Clemente: como sustitutos de cada uno de ellos fueron nombrados Bonifacio IX y Benedicto XIII.

El enredó se solucionó en 1417 cuando a Martín V todas las partes lo aceptaron como papa.

Tal embrollo facilitó la Reforma protestante del siglo XVI. Esta división del cristianismo no pudo ser enmendada.

Ha habido otros cismas, como el generado en Inglaterra por el rey Enrique VIII, quien negó la autoridad papal cuando Roma porque no se aceptó su divorcio de Catalina de Aragón.

En México también ha habido cismas —menores hay que subrayarlo— en la iglesia católica, como el de 1925, cuando Plutarco Elías Calles era presidente.

En ese tiempo surgió la Iglesia Católica Apostólica Mexicana (ICAM) que rompía con el papa, defendía los principios del nacionalismo revolucionario, usaba el español como su lengua en la liturgia, iba contra el celibato y cobraba menos que la iglesia católica romana por los sacramentos.

Antes, en el siglo XIX, se supone que Benito Juárez quiso promover un cisma en la iglesia católica; no prosperó.

Cismas políticos mexicanos

En la política mexicana, el gran cisma se dio en el sexenio de Miguel de la Madrid, cuando Cuauhtémoc Cardenas y Porfirio Muñoz Ledo rompieron con el PRI; de esa división viene la 4T del presidente López Obrador.

Se supone que Cárdenas y Muñoz Ledo se habían alejado del PRI porque este partido se había ido demasiado a la derecha.

Hoy Roberto Rock, en El Universal, anuncia una nuevo cisma en la política, que dividirá a Morena.

La crisis tiene que ver con el hecho de que, muy probablemente, no será positivo para el gobierno constructor de la Línea 12 del metro, el peritaje que la autoridad capitalina ha ordenado a una empresa noruega para entender por qué esa obra pública es no solo un monumento al despilfarro sin beneficio para la comunidad, sino también un desastre que ha provocado la muerte de más de 20 personas.

En efecto, los dos articulistas de El Universal que hablan del peritaje a la Línea 12 coinciden en que sus conclusiones se sintetizan en una frase: “fallas de origen”.

Si las fallas son de origen, entonces el responsable, al menos políticamente hablando, es el jefe de gobierno que la construyó, Marcelo Ebrard, hoy canciller en el gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El columnista Rock, quizá para quitarle culpa a Ebrard, habla de que —lo cito textualmente— “las ‘fallas de origen’ son del Grupo Carso, que encabeza Carlos Slim”, ya que una de las empresas del magnate mexicano participó en la construcción de la Línea 12.

De ahí el cisma en la 4T que ve venir Roberto Rock, de El Universal.

Ebrard como Lutero. ¿En serio llega a tanto?

¿Quién encabezaría la división en el proyecto de político de Andrés Manuel? Ebrard, nadie más.

¿Debe esa amenaza llevar al presidente AMLO, por primera vez en su vida, a actuar con temor ante la posible crisis política? Es decir, ¿para evitar que Ebrard se convierta en el Lutero que divida a la fe en la 4T es necesario no decir la verdad acerca de la Línea 12?

Objetivamente no le veo a Marcelo Ebrard los tamaños para ser el Cuauhtémoc Cárdenas del lopezobradorismo. Creo que si intentara un cisma político fracasaría todavía más vergonzosamente que Felipe Calderón cuando quiso dividir al PAN con el fracasado y nunca nacido partido México Libre.

Es mi opinión, pero acepto la posibilidad de estar equivocado.

También opino otra cosa: que la credibilidad y los principios de la 4T tendrán su prueba de fuego con la Línea 12. El lopezobradorismo debe optar por uno de dos caminos: decir la verdad, aunque divida, o hacer política para conservar una unidad, que en este caso será de la misma naturaleza del amor comprado: se mantendrá mientras alguien pague y se romperá cuando ya no sea posible financiarla.

Chingadazo internacional

Por cierto, el New York Times en su reportaje “Por qué colapsó la Línea del metro de la Ciudad de Mexico?” se suma al chingadazo político que significará el peritaje de la Línea 12.

Podrá el NYT ser —o no ser dios— para los mexicanos (Meyer dixit), pero sin duda ha hecho un buen trabajo al analizar, con excelente diseño, el desastre del metro. El mérito es de Natalie Kitroeff, Maria Abi-Habib, James Glanz, Oscar Lopez, Weiyi Cai, Evan Grothjan, Miles Peyton y Alejandro Cegarra.

Cito dos de los párrafos del reportaje del New York Times:

“La tragedia ya se ha convertido en una crisis política que podría afectar a dos de las figuras más poderosas del país: Marcelo Ebrard, el secretario de Relaciones Exteriores del presidente, y Carlos Slim, uno de los empresarios más ricos del mundo”.

“Ebrard era jefe de gobierno de la Ciudad de México cuando se construyó la nueva línea del metro… Y la empresa constructora de Slim, Carso Infraestructura y Construcción, llevó a cabo el tramo de la línea que colapsó”.

New York Times

Es tan fuerte el reportaje del New York Times, sacude tanto a la 4T —enrarece en exceso el anuncio del próximo informe sobre el peritaje realizado por la empresa noruega, noquea a Ebrard, deja en muy mala situación a Slim—, que la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, una funcionaria con formación científica jamás dada a la politiquería, tuvo que salir a realizar una más que necesaria aclaración: