Tengo años leyendo la prensa y siempre las notas sobre aviación; de hecho esto fue uno de los detonantes que me animaron a escribir y compartir mi opinión, porque parece que percibo un mundo muy distinto al que ven los periodistas, columnistas y analistas. Vivimos en un país con libertad de expresión, cuya única limitante es, según nuestra Constitución, a que se haga sin afectar los derechos de terceros, la moral, el orden público ni la seguridad nacional.
Y por eso puedo platicarles que cuando entré a trabajar en esta hermosa industria de la aviación, hace casi 30 años, lo que me encontraba en los medios era una especie de prolongación del gobierno federal. No existió un atisbo de crítica cuando -por ejemplo- Ernesto Zedillo sacó a la aviación privada del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y los mandó a Aeropuerto Internacional de Toluca (AIT).
Desde entonces pude comprobar la existencia de una prensa que se alineó por completo al poder, y es la misma que continuó -años después- sin cuestionar la decisión tomada durante el gobierno de Felipe Calderón de habilitar el AIT como un aeropuerto alterno, al que desde 2009 se le invirtieron 3 mil 600 millones de pesos, mientras Enrique Peña Nieto era gobernador del Estado de México.
Para esta columna, me di a la tarea de repasar qué fue lo que se comentó al respecto en los medios de comunicación, y la gran mayoría fueron notas positivas, por ejemplo, una nota de la agencia Notimex escribía:
“En 2008, el aeropuerto registró 96 mil 427 operaciones aéreas con una atención a 4.2 millones de pasajeros, cifras que lo colocaron entre los primeros cinco a nivel nacional en cuanto a la movilización de personas, y en el cuarto por el número de operaciones realizadas. Al día se realizan en promedio 350 operaciones aéreas, de las cuales unas 200 corresponden a la aviación civil y el resto a las actividades de las cuatro aerolíneas comerciales que llegan a la terminal”.
En aquel tiempo se presentó como un “triunfo” que el AIT moviese 4.2 millones de pasajeros; una terminal aérea que se había construido en 1984 y que 24 años después de estar operando reportaba dichas cifras. Y es que efectivamente, en ese entonces la aviación nacional era más pequeña; dicha terminal comenzó trasportando en promedio 6 mil pasajeros. ¡Y claro! más de 20 años después se pudo observar un importante crecimiento, pero estamos de acuerdo que no se dio de la noche a la mañana.
Para alcanzar esos números influyeron varios factores: que se mudó la aviación privada en la época de Zedillo, que Fox en 2005 regaló -como si fuese pan caliente- concesiones para montar tu aerolínea, y que Calderón junto con Peña Nieto invirtieron grandes cantidades de dinero para ampliar la terminal y darle la bienvenida a la aviación de bajo costo.
En todo ese tiempo, la prensa jamás cuestionó las decisiones de los distintos gobiernos; jamás hubo voces críticas que denostaran diciendo que estaban haciendo “todo mal”. Al contrario, se aplaudía la inversión a la infraestructura, aunque esta fuese concesionada a particulares, como a una empresa española como OHL, y su historial de polémicas y dudosas adjudicaciones.
Imaginen que en aquel lejano 2009/2010 el AIT era el quinto aeropuerto más transitado del país. Hoy ni siquiera aparece dentro del TopTen; pero nuestra prensa, esa misma que aplaudía al poder, hoy no cuestiona el desplome de operaciones de un aeropuerto, cuya remodelación nos costó a todos.
¿Será porque esto no sucedió con el gobierno de la Cuarta Transformación? No podemos tapar el sol con un dedo, y sabemos que hay plumas que “aman” achacarle todos los males, pero vamos poco a poco y veamos el escenario.
En 2009 le inyectan al AIT 3 mil 600 millones de pesos de la época para su remodelación. Luego, en agosto de 2010 bajaron de vuelo a Mexicana de Aviación, y las aerolíneas de bajo costo que operaban en Toluca “corrieron” para quedarse con los slots del AICM, o sea, que en realidad en Toluca solo estuvieron un año, y ahora la realidad es muy distinta.
En 2016 salió una nota donde claramente manifiestan que el AIT estaba desesperado por tener aerolíneas operando en su terminal “El aeropuerto del Estado de México opera al 10% de su capacidad. Ahora, trabaja para no convertirse en un elefante blanco” y los “expertos en aviación”, alegaban que no era necesario dar subsidios, sino “créditos más extensos en cuanto al pago de combustible y del TUA, que se deben otorgar con ayuda del gobierno federal”, como lo plasmó el medio Expansión.
Según cifras de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), durante 2024 el AIT solamente movió 1.7 millones de pasajeros; esto es: pasamos de 4.2 en 2008 -antes de una remodelación- a un total “desplome”. Resulta extraño que quienes no paran de quejarse hasta la náusea de las “supuestas” pérdidas por el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), no volteen a ver qué fue lo que pasó con el AIT.
La caída del Aeropuerto Internacional de Toluca comenzó mucho antes de que llegase Andrés Manuel López Obrador al poder. De hecho, todo empezó bajo el gobierno de Felipe Calderón, de la mano con el entonces gobernador del Estado de México Peña Nieto, quien durante su gestión impulsaría el proyecto del NAIM.
Si lo analizamos bien, podemos darnos cuenta de que al final poco les importó mantener las operaciones en el AIT, y esto se debió a que (en buen español) dejaron de dar “incentivos” a las líneas aéreas, pues se tenían entre manos un proyecto mucho mayor, que generó muchas expectativas: el famoso NAIM.
Hoy por hoy a la capital del país llegan por dos vías aéreas, ya sea por el AICM o por el AIFA; entre ambas terminales, al año mueven un promedio de 47.8 millones de pasajeros. Tal vez ustedes recuerden que cuando anunciaron el NAIM, hablaron de 135 millones de pasajeros, y la gente creyó que esa cifra sería de un día para otro.
Pero no era así. Los aeropuertos se van construyendo por etapas, y en la primera, el NAIM tenía previsto un supuesto arranque en 2022, para movilizar dentro de sus instalaciones a 70 millones de pasajeros. “Supuesto” porque después quedó demostrado que las obras nunca iban a concluirse por las condiciones físicas del terreno.
Pero cuando los medios afines al régimen anterior se enteraron de la cancelación del NAIM de la mano del nuevo gobierno, fueron los primeros en poner el grito en el cielo. Yo los llamo “los viudos del NAIM”, porque hay que ver cómo le lloran al render.
Jamás tomaron en cuenta (de hecho siguen sin hacerlo) la afectación que sufrió la aviación a nivel mundial por la pandemia de Covid, que mantuvo en mínimos a la aviación y que generó una ralentización en las operaciones. Esa prensa hoy le exige al AIFA que con solo tres años operando mueva más pasajeros, sin contemplar que su crecimiento es totalmente congruente con el comportamiento que tiene nuestra aviación comercial.
Porque para entender bien cómo vamos en el tema aeronáutico hay que conocer la historia, verla y -lo más importante- analizarla en su contexto. Pero no sucede y por eso para todos aquellos que escriben sobre esta maravillosa industria, las cosas se están haciendo mal.
Las críticas inclementes van desde la cancelación del NAIM, la construcción del AIFA, la creación de una aerolínea del Estado y el manejo que está haciendo el actual gobierno de Claudia Sheinbaum.
Desde la óptica de los opositores hemos perdido la oportunidad de ser el gran “HUB” de América Latina. Pero como les comentaba, en esta industria tienes que ser flexible, y adaptarte. No es casualidad que el AIFA hoy se encuentre en séptimo lugar nacional en movilizar pasajeros; y no puede verse de manera aislada, sino con su interesante plan de crecimiento: 10 rutas a estados Unidos para finales de año, y siete destinos internacionales en América Latina.
Además, las nuevas rutas que están por abrirse para el próximo año, a Canadá, Perú, Panamá, Honduras e incluso hay una ruta que está próxima a anunciarse a Casablanca, en Marruecos y a Bombay en la India.
Para el desarrollo de la aviación nacional es necesario que sea fuerte, y tener expectativas realistas en lugar de falacias, o lamentos de “lo que pudo haber sido y no fue”. Repito, hoy la mayoría de los medios descalifica todas y cada una de las acciones que el gobierno lleva a cabo, pero se vuelven falsas premisas cuando se analizan de verdad.
Revisen y me creerán, nos estamos adaptando a los nuevos tiempos, sin perder soberanía, fortaleciendo la aviación nacional y dejando las bases sólidas para ello. Quienes critican es porque perdieron muchos negocios o dádivas, no porque realmente se esté haciendo todo mal.
Sin duda todavía hay muchísimas cosas en qué mejorar, aquí en este espacio lo señalo en cada oportunidad, desde legislar con más precisión “las tarifas aéreas”, como la fabricación urgente de SAF para la aviación. Avanzar nos conviene a todos, sin importar nuestra preferencia política.