Los regios somos expertos en romper reglas de vialidad. Las calles de los municipios de la zona metropolitana suelen ser una “alfombra” comparados con los que se tienen en la capital del país. No hay comparación sobre la carpeta asfáltica de San Pedro contra la de Cuajimalpa o Miguel Hidalgo donde no se tiene pavimento sino una zona de guerra con tanto hoyo en la calle.

Esta suavidad del pavimento da pie a que no se sienta lo rápido que va uno sobre todo cuando trae prisa, como la que yo traía en ese momento. Por una mala planeación y sucesos no previstos iba yo tarde a una cita y “le pise” de más por una de las bonitas avenidas sampetrinas y un amable tránsito me detuvo. Detuve mi vehículo y el oficial me pidió los papeles del auto y mi licencia de conducir. Elaboró la multa y me pregunto que si sabía porque me detenía a lo cual le conteste que si sabía que iba con exceso de velocidad. Me dijo que firmará la infracción me dio una copia y me pidió que acudiera al C2 donde un juez cívico determinaría la cantidad que iba a pagar por la infracción al reglamento de tránsito del municipio de San Pedro Garza García, Nuevo León.

De ahí, me fui a mi cita con la excusa que me había detenido un tránsito por andar a exceso de velocidad y fui exonerado de la tardanza y todos empezaron a contarme sobre cómo les había tocado pasar algo similar.

Al siguiente día llegue al C2, unas oficinas de tránsito de San Pedro que están sobre la avenida Lázaro Cárdenas. Me indicaron donde tenía que ir para iniciar el proceso. Me atendió una señorita muy amable que tomo mis datos para subirlos al sistema y saber por lo que había ido relacionando mi multa con lo que tenían en sus registros. Al terminar eso, me pidió que fuera a una sala de espera donde me llamaría el juez.

Espere a que me llamará el juez no sabiendo como iba a ser el proceso. Créame que yo pensaba que iba a ir a una oficina donde me iban a poner la sanción y después a la caja a pagar y sanseacabó, no fue así. Una señorita que se identificó como licenciada me dijo que la acompañara. Llegamos a un salón que es como esos juzgados que se ven en la televisión gringa. Estaba el juez en un estrado, la licenciada tomando nota y actuando como testigo y yo en el lugar donde se sientan los acusados.

Empezaron la lectura de los hechos de la multa que se resumen a que iba más rápido del límite de velocidad de esa avenida. El juez me preguntó que si aceptaba que iba a exceso de velocidad, conteste afirmativamente y me dicto la “sentencia”. Palabras más, palabras menos, me dijo que por ser mi primera infracción me pedían que viera un video de 23 minutos sobre educación vial y que al final tendría que tomar un examen. Si lo aprobaba (el mínimo era 6) no tenía que pagar la multa de 1,500 pesos, si lo reprobaba o no quería ver el video podía pasar a la caja y pagar.

Por mi curiosidad y por el pago del dinero decidí ver el video y tomar el examen. El video habla sobre la pirámide de la vialidad, sobre el respeto al peatón, los riesgos de los excesos de velocidad entre otras cosas. Te explica como los conductores particulares son los últimos en la escala de la vialidad y como los peatones son los primeros. Comenta sobre el respeto al ciclista y como se debería fomentar el uso de la bicicleta y el transporte público para disminuir la contaminación.

Pasaron los 23 minutos del video, tome el examen y aprobé. Pase de nuevo con el juez y me dijo que solo tenía que pagar 36 pesos para que me dieran un visto bueno sobre la multa. Mi pago, cero pesos. También me explico que si me volvían a infraccionar en menos de 6 meses los pagos sobre la infracción serían mayores y que podrían ser solventados con trabajo comunitario e ir escalando hasta un encierro de 36 horas y la suspensión de mi licencia. Entendido esto fui a la caja pague los 36 pesos, me dieron un comprobante y termine el trámite.

Después de todo esto, leí que este tipo de procedimiento lo pusieron en San Pedro pues aunque subían y subían el precio de las multas, la cantidad de infracciones no bajaba. Con este tipo de procedimientos el municipio busca que la gente entienda el porqué de las multas y busque tener una mejor educación vial. Este modelo, de tener una multa y forzosamente tener que ir con un juez cívico es algo que hacen mucho en el sur de Texas en los Estados Unidos. Como en Texas, si no te presentas con el juez, te llegará un citatorio a casa donde te recomendarán ir al juzgado para explicar porque no te has presentado sabiendo que la multa a pagar será más alta por ignorar ese llamado.

El personal que llevo a cabo este trámite fue muy amable y consciente. El tiempo total desde que llegue hasta que salí fue más o menos de 60 minutos por lo que tampoco es tantísimo y tienen el juzgado abierto también el sábado y el domingo.

Después de salir del C2 empecé a circular y observe más el límite de velocidad de las avenidas del municipio que son 50 kilómetros por hora. Le quisiera decir que todos íbamos a esa velocidad pero no es así. Muchos conductores iban a más de ese límite sin contar a los que hacen maniobras que ponen en riesgo la seguridad de los demás. La falta de educación vial es una constante en las calles de la zona metropolitana de Monterrey por eso es una de las que más accidentes tiene a nivel Latinoamérica.

¿Cambiará esto? Al menos San Pedro está intentando hacer algo diferente, ojalá que lo logre.