Manos Limpias es la fase superior de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad. Ambas son organizaciones de ultraderecha —la primera, española; la segunda, mexicana—. Las dos atacan todo lo que les parece progresista. Ambas son patrocinadas por grupos conservadores, con la diferencia de que ML cuenta también con ingresos que no son donativos, sino producto de la extorsión. Apuesto que a esa etapa más avanzada de financiación llegará MCCI en el segundo gobierno de izquierda en México —el presidido por Claudia Sheinbaum—, ya que la gente del sector empresarial que mantiene a tal asociación decidirá dejar de hacerlo dada su demostrada inutilidad.

¿A quiénes ha extorsionado Manos Limpias en España? A personas dedicadas a la política y a los negocios, sobre todo a quienes dirigen los bancos de aquella nación. Les ha ido mal en esta tarea: alguno o algunos de sus directivos fueron castigados con cárcel porque BBVA les denunció por chantajistas. Pero la ultraderecha consiguió liberarles en el Tribunal Supremo —algo así como la mitad de nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación: digo que es la mitad porque allá existe también un Tribunal Constitucional—.

La ultraderecha española liberó a quienes lideran Manos Limpias porque les gusta lo que hacen, por ejemplo querellarse contra la revista satírica Mongolia, dirigida por el periodista Pere Rusiñol —un profesional de primer orden que realizó para elDiario.es, de Ignacio Escolar, la que es a mi juicio la mejor entrevista que se le ha hecho a Claudia Sheinbaum—.

¿Por qué ML denunció a Mongolia? Porque en esta revista, en mi opinión bastante divertida, se publicó una viñeta que la ultraderecha consideró blasfema: un nacimientobelén le dicen en España— en el que, en vez de un Niño Dios, había helado de chocolate, que según la gente más católica de España no era un sorbete, sino vulgar caca. Cada quien ve lo que quiere ver. Mongolia sigue buscando apoyo entre sus lectores para enfrentar tal demanda, y otras, como las de diferentes organizaciones religiosas indignadas porque en esa revista se difunden con cierta frecuencia bromas relacionadas con la fe cristiana y, también, la demanda por daño moral de un torero que se ofendió porque lo caricaturizaron.

El hecho es que por presiones de la ultraderecha española el Tribunal Supremo —la SCJN dividida entre dos, lo reitero para que quede claro— liberó a quienes dirigen Manos Limpias y estas personas de inmediato cumplieron la misión encomendada por sus patrocinadores: denunciaron a Begoña Gómez, esposa del presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez. Este, seguramente inspirado en telenovelas mexicanas —es lo que, me dicen, sospechan en la revista Mongolia— publicó una carta bastante cursi y anunció que se toma unos días para decidir si sigue en su cargo o no:

  • Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política, si debo continuar al frente del gobierno o renunciar a este alto honor”.
  • “No soy un ingenuo. Soy consciente de que denuncian a Begoña no porque haya hecho algo ilegal, pues ellos saben que no hay caso, sino por ser mi esposa”.

Me parece que Sánchez no actuó con inteligencia y metió a España en un “estado de ebullición política”, tal como lo ha dicho Pere Rusiñol en un artículo de Alternativas económicas, la otra revista que dirige.

Lo más delicado del caso, afirma Rusiñol, es que “la bomba lanzada por Pedro Sánchez causa un terremoto que trastoca los planes de todos los partidos, ya muy estresados por una auténtica gincana electoral”.

La gincana electoral tiene que ver con elecciones ligadas en Galicia, Euskadi, Cataluña y las europeas. Mal momento seleccionó Sánchez para declarar su amor a la compañera de su vida con la amenaza de dejar el gobierno ante una denuncia que podría fácilmente ser combatida en tribunales.

Por cierto, curiosa palabra utilizó Pere Rusiñol, gincana o yincana. No es muy conocida en México. Recurro a Wikipedia para definirla:

  • “Una yincana es un juego de competición en equipo en el que los participantes deben superar una serie de pruebas que pueden ser de ingenio, habilidad, físicas o deportivas a lo largo de un recorrido.
  • “Los participantes tienen que ser veloces y ágiles para llegar a la meta más rápido que los demás grupos”.
  • La ruta está llena de obstáculos o dificultades.
  • “En el siglo XIX, el ejército británico las organizaba en la India para mantener en forma a la caballería y mejorar su destreza como jinetes”.
  • “Una gymkhana típica consistía en llevar a cabo una carrera a caballo en un circuito serpenteante, durante la cual los participantes debían sortear una serie de obstáculos consistentes en hileras de postes situados a diversas alturas, siendo penalizados si omitían saltar algún obstáculo o voltean algún poste”.

Supongo que ese sea el antecedente de la moderna equitación olímpica, en la que jinetes brincan obstáculos con sus caballos y yeguas.

El final del artículo de Rusiñol es muy bueno: “La política española ha entrado en ebullición, un estado en el que, como advirtió Karl Marx, ‘todo lo sólido se desvanece en el aire’. Y resulta que antes incluso de que acabe la gincana electoral se ha programado la ascensión al Tourmalet”.

El Tourmalet es uno de los puertos de montaña míticos de las vueltas ciclistas de tres semanas. Hablar de que Sánchez, con su posible renuncia a la presidencia, programó la subida al Tourmalet antes de que acaben los procesos electorales ligados en España, significa que la gran carrera por obstáculos no es corriendo o a caballo, sino en bicicleta. Nada más difícil que salir líder del Tourmalet después de varias jornadas en los Alpes o en los Pirineos subiendo y bajando puertos durísimos.

Le faltó habilidad a Pedro Sánchez. Se le elogia por sus cualidades políticas, pero esta vez se equivocó. Si siguiera el ejemplo de AMLO no estaría en problemas. ¿Denunciaron a su esposa? Simplemente debió haber dicho, si tienen pruebas, preséntenlas, y ya. Esto esto es, dejar el asunto en manos de quienes juzgan, que es lo único sensato en las naciones en las que se supone se respetan las leyes.

Eso, si tienen pruebas, preséntenlas, y ya, es lo que ha dicho Andrés Manuel López Obrador cuando han acusado a sus hijos, inclusive al menor de edad. Es lo que dijo Claudia Sheinbaum cuando en el primer debate presidencial la cuestionaron por los hijos de Andrés. Es lo que ella dirá si en el segundo debate la atacan porque, cuando se separó de su primera pareja, decidió entregar el patrimonio familiar —bastante modesto— a su hijo y a su hija.

Si tienen pruebas de algo malo, preséntenlas y que las personas juzgadoras decidan. Como debe ser en el Estado de derecho. Pero eso no hizo Sánchez, quien prefirió actuar como galán de telenovela, tal vez pensado que al final, como las grandes producciones de Televisa, el apuesto personaje termina conquistando el corazón de la bella dama injustamente agredida.

Eso ocurre en las telenovelas, sin duda, y en otras ficciones seguramente será posible que el elegante actor suba el Tourmalet rompiendo todos los récords. Pero en la vida real suele suceder que el enamorado pierde a la muchacha porque esta toma otro camino, y en el Tour de Francia de verdad solo conquistan el Tourmalet quienes están en plena forma y no se lanzan a subir aceleradamente a tontas y a locas. Temo que Pedro Sánchez se haya precipitado a lo loco y que, por ello, quizá no llegará a la cima.