Con la retrospectiva de que habrá piso parejo y condiciones democráticas para quienes participan en el proceso interno de Morena para definir a los coordinadores en cada entidad federativa, hay esperanza, pero, de igual forma, reina la suspicacia de saber que pasará el próximo lunes 30 de octubre, fecha que Mario Delgado, ante la opinión pública, dará conocer los resultados. De hecho, ya existe, desde hace unas semanas, un anteproyecto plenamente justificado en las encuestas que, de paso, son muy favorables para quienes se ubican en la cima de las preferencias.

Vemos que, en Chiapas, por ejemplo, la inclinación por Eduardo Ramírez, para el proceso interno, es muy favorable no solamente en la metodología que aplicó MetricsMx, para SDPnoticias, sino de prácticamente todas. La diferencia entre el primer y segundo lugar, a estas alturas, significa un margen insuperable, como se ha podido constatar en otras ocasiones. Incluso, como todos sabemos, hay ponderaciones que, en una medición cara a cara, colocan al coordinador de los senadores 3 votos a 1. En ese sentido, Ramírez obtiene cerca del 39% a favor. De hecho, en comparación con Sasil de León, compañera de fracción y muy lejos del nivel de competitividad, vemos que le saca 25 puntos.

He ahí la importancia de conocer una comparación de otras metodologías que, al igual que MetricsMx, son de mucha confianza. Eso nos hace suponer que, la próxima semana, no hay nada que frene la virtual candidatura de Eduardo Ramírez con Morena, salvo que exista un golpe sobre la mesa. Esa posibilidad es latente, por los antecedentes que han pasado en entidades federativas como Michoacán y Coahuila, en ejercicios pasados. Mientras que, esos fantasmas sigan generando suspicacia, hay una fuerte tensión que, de manera clara, solo se puede ratificar cuando la dirección de Morena, sencillamente, avale la voluntad del pueblo.

Es sencillo: todas las encuestas que se han publicado coinciden que, de manera holgada, Eduardo Ramírez, para el proceso interno de Morena, domina de pies a cabeza el ejercicio en el seno morenista. Incluso, en términos generales, su ventaja es potencialmente inmensa como para pensar que, por la cuota de género, pretendan asentar un golpe. Se ha ventilado que esa sería una alternativa; la cuestión es que, desde ningún ángulo, hay quien le compita de tú a tú al Jaguar Negro. De hecho, en reiteradas ocasiones hemos dicho que, en aquella entidad del sur, no se trata de un tema de género. Es, sencillamente, el preludio de una toma de decisiones que, en su inmensa mayoría, tomó partida por Ramírez.

A él, en ese sentido, ya lo eligió el pueblo chiapaneco. Así que, políticamente hablando, no hay nada que pueda quitarle de las manos esa virtual candidatura, a menos, repito, de que existan acuerdos en secreto. Si es así, Morena tendrá que asumir el costo político de una división, pues, dicen los que saben que, en la selva chiapaneca, Eduardo Ramírez ha tomado la decisión de ir por la gubernatura. Es más, ha dicho que estará en las boletas y, déjenme decirles sin exagerar, que la fuerza y la estructura que ha ido acumulando Ramírez, en estos últimos meses, es impresionante.

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Eduardo Ramírez Aguilar, senador y presidente de la Cámara de Senadores

En el mejor de los casos, para no provocar fricciones internas que sean irreversibles, Morena, por democracia y principios, tiene que avalar la decisión del pueblo. Veremos que sucede la próxima semana, por lo pronto, hay mucho hermetismo y suspicacia; no sabemos, hasta ahora, que pasa por la mente de los directivos del partido. Lo cierto es que, si la intención es dar el salto a la consagración, el respeto es la única vía y mecanismo para consolidar la democratización. En ese sentido, hay información suficiente, ratificada por la encuesta MetricsMx, que ha dado la razón al pulso de la población en Chiapas.

A propósito, con los votos suficientes, Morena y los aliados le han cumplido al presidente López Obrador. De hecho, comandados por su líder y coordinador, Eduardo Ramírez, los legisladores avalaron la extensión de los fideicomisos que, de manera justificada, significaban un exceso y, de paso, una afrenta para millones de mexicanos. Nos hemos enterado de que, desde Palacio Nacional, hay reacciones positivas y muy buenos comentarios para Eduardo. Incluso, si vemos detalladamente, esto puede significar el pase automático a la candidatura de Chiapas, pues el Jaguar, en pleno momento político de lucidez, sería la carta para profundizar la cuarta transformación en el sur del país.