Hace unos días se anunció que dos personajes reconocidos de la política se sumaban a la campaña de Claudia Sheinbaum: Alejandro Murat y Javier Corral, ambos exgobernadores. Uno de ellos destaca por estar un poco más a la izquierda en un partido de derechas.

La militancia de Javier Corral en el PAN ha tenido muchas vertientes, y fue uno de los representantes de ese PAN fundado por Gómez Morín, y quien defendía la democracia y no ese partido cooptado por los grupos religiosos que terminaron avalando el “haiga sido como haiga sido”, de Felipe Calderón.

Dentro del PAN, cumplió con roles de liderazgo, organización y diálogo. Después fue diputado federal, senador y finalmente gobernador de Chihuahua. Fue en su gobernatura donde coincidió con el presidente Andrés Manuel como mandatario federal y, aunque ya se habían encontrado antes en otros episodios históricos durante su lucha contra el PRI, con muchas más similitudes que diferencias, fue en ese momento donde Corral decidió ser uno de los gobernadores opositores que tendrían diálogo con Andrés Manuel. Aunque eso no le gustó a sus compañeros de partido.

La falta de apoyo del PAN a Corral lleva más tiempo pues en su lucha contra la corrupción buscó encarcelar a su antecesor César Duarte y con él a sus cómplices, aunque algunos fueran panistas.

Ya acercándose al final de su mandato, el PAN no lo dejó participar en la elección del o la candidata y ahí fue evidente que a Corral ya no lo querían en ese partido, pues pusieron en la boleta a su detractora, Maru Campos, la actual gobernadora de Chihuahua.

Y no era némesis  por casualidad, sino que Corral había investigado a gente de su equipo, es decir a ella indirectamente por involucramiento con Duarte.

Ya electa, Maru inició una persecución contra el exgobernador. No solo desterró a su gente cercana sino que públicamente lo atacó un día sí y otro también. Corral sin ayuda de algún panista, se mantuvo al margen y cuando llegó la designación de Xóchitl Gálvez por el Frente, Javier no estuvo, porque nadie está donde no lo quieren.

La izquierda ha visto con buenos ojos a Javier, por sus votaciones en el Senado hasta su actuar democrático. Se pensaba que su lugar ya no era el PAN, era el obradorismo.

La reciente renuncia de Corral a sus 41 años de panismo y su anuncio de sumarse al equipo de Claudia Sheinbaum en una tarea que busca formar puentes con la academia y la sociedad es el lugar natural de Corral. Y quizá la tarea de Claudia será ofrecer un espacio a todo el obradorismo que por alguna u otra razón no se pudo sumar con López Obrador.