“Una cosa es el respeto a las ideas ajenas y otra muy diferente la complicidad con criminales.”

ÁLVARO URIBE

“¡Qué bonita familia, pero qué narca familia!”

Parafraseando a Pompín Iglesias

Los narcos también lloran… ¿Y cómo no llorar, si ahora hasta la Fiscalía General de la República se burla de ellos? (¿O será de nosotros?) Miren que eso de que la FGR quiera saber del paradero de Ovidio Guzmán en Estados Unidos y busque extraditarlo de vuelta a México, no por ser narcotraficante ni tampoco por ser testigo protegido de los estadounidenses, sino porque algo tuvo que ver en el secuestro de El Mayo Zambada, es bajar mucho de categoría al joven delincuente.

O que Alejandro Gertz Manero, su oficina y los gobiernos cuatroteístas requieran a Ismael Zambada y exijan información a EU porque este fue secuestrado en territorio mexicano ¡y no por ser un criminal! ¡Qué decadente en ambos casos para los amplios currículos de estos feroces delincuentes!

Hay otros que también lloran. Está el gobernador Rubén Rocha de Sinaloa que ya no sabe cómo mandarle decir a los asociados de Zambada que él no tuvo que ver con la traición que devino en el arresto del narcotraficante; vaya, que él ni estuvo en la entidad el día del dichoso secuestro, mismo momento en que asesinaron a Héctor Melesio Cuén. Ayer, como último intento, le mandó informar a la FGR que podía dar más detalles sobre su paradero ese día si la institución se lo solicitaba... Sus declaraciones permiten ver que el gobernador cada vez se encuentra más acorralado, aunque falta saber si por nuestra fiscalía, por los narcos o por el gobierno de Estados Unidos.

Ya, fuera de guasa, todo esto que describo es francamente alucinante y desquiciante pues es sintomático de la colusión que existe entre nuestras autoridades y los narcotraficantes.

Lloran los funcionarios de la FGE de Sinaloa, pues la fiscalía federal los citará por las irregularidades en el caso Cuén. ¿Cómo pueden justificarse ante una dudosa y desaseada investigación por ellos realizada?

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Los narcos también lloran, pues con la entrada de Ovidio Guzmán al programa de testigos protegidos del gobierno de Estados Unidos, más de uno ha de estar preguntándose si ya soltó toda la sopa.

El que más llora es obviamente la víctima eterna de este sexenio que está por concluir: López Obrador. La razón de su lloriqueo es que desde la detención de Zambada, Estados Unidos fue el primero en ponerlo en “pausa” pues no le ha brindado ningún tipo de información privilegiada del caso. ¿Será que como su pecho no es bodega soltaría dicha información —no sin antes tergiversarla— en la mañanera?, ¿o tal vez porque iría y la compartiría en Badiguarato?

Hasta el embajador Ken Salazar llora. No entiende que, más que “entrometerse” con “nuestra” reforma judicial, lo que AMLO no le perdona —y por eso ya no es el gran amigo diplomático— es que EU haya arrestado a El Mayo y el gobierno 4t ni en cuenta.

Pero quienes más tenemos razones para chillar somos nosotros los contribuyentes fiscales. ¡¡¿Cómo es eso de que la Fiscalía de la República tardó más de un mes en ligar algo bastante obvio: la puesta en libertad de El Chapito Ovidio con los arrestos de su medio hermano, Joaquín Guzmán López, y de El Mayo?!!

Lloramos también porque nos dolemos de que, si bien los narcos chillan, también se mueven y reaccionan. ¿A qué me refiero? A que la situación de violencia por la que pasa el país solo se va a recrudecer a partir de ahora y que no podemos confiar en las autoridades para protegernos. Quizá por eso El Mayo pedía en su carta no desatar la violencia en Sinaloa; por eso dio su versión de los hechos; por eso coincidió todo esto con la salida de prisión en Estados Unidos de Osiel Cárdenas, fundador de Los Zetas. Por eso los diversos narcobloqueos en días recientes en Culiacán… Un jueves negro de enfrentamientos entre el Ejército y criminales en tierra de Los Chapitos.

Esos bloqueos, quemas de vehículos y persecuciones reportados en Sinaloa fueron olvidados por el presidente de la República (prefirió celebrar con los youtuberos que comentar sobre la crisis en ese estado) y ninguneados por su gobernador (el mismo jueves en la noche dijo que ya estaba controlada “la situación”, mientras la ciudad aún humeaba y autobuses ardían en los narcobloqueos; pidió no se “sobredimensionara” la violencia y ofreció capacitaciones para que la gente sepa cómo reaccionar ante culiacanazos).

Giro de la Perinola

Por lo visto, el gobernador de Sinaloa no es el único que tiene “historias” con narcotraficantes. La revista Proceso compartió una investigación donde liga el incremento exponencial de la fortuna de Samuel García, gobernador de Nuevo León con los Beltrán Leyva.