El concepto de “autoridad moral” fue hechura del ex presidente AMLO. A lo largo de su carrera en sus libros y mítines repitió incansablemente que él, a diferencia de la mafia de poder representada por el PRI y el PAN, era superior en esos términos pues sus principios eran “no robar, no mentir y no traicionar”.

El discurso obradorista fue exitoso e hizo posible que su movimiento tuviese logros espectaculares en 2018 y 2024. AMLO sí que era austero en su modo de vivir y actuar. Por mucho que pueda criticársele, el ex presidente nunca viajó con lujos ni cenó en restaurantes exclusivos: tuvo un modo de vida muy distinto en relación con miembros de su partido.

La presidenta Sheinbaum, por su parte, ha buscado reutilizar la narrativa para justificarlo todo: desde las reformas hasta cualquier acto de gobierno.

Sin embargo, el concepto ha quedado hoy en entredicho. Por un lado, los políticos morenistas han mostrado su verdadero rostro; nada genuinamente cercano al pueblo, sino próximo a los lujos, el dispendio y la autocomplacencia.

Y por el otro, ante la ausencia mediática de la voz e imagen de AMLO, la nueva clase política ha sido incapaz de sacudirse las críticas en torno a su vida dispendiosa y los escándalos que envuelven a personajes como Adán Augusto López, Américo Villareal, Marina del Pilar y Cuahtémoc Blanco, entre otros.

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Los morenistas, ante la falta de justificación en torno a los actos indefendibles de sus miembros, se envuelven en la bandera del antipanismo y no hacen más que repetir una y otra vez el caso de García Luna, como si efectivamente los eventos del pasado les purificase del presente.

Sin embargo, a pesar de este golpe contra la idea de una supuesta autoridad moral, el panorama electoral inmediato les favorece; derivado esencialmente de una oposición ausente que presente una opción alternativa, y desde luego, por la continuidad de los programas sociales.

En suma, la autoridad moral de los miembros 4T parece un cuento de Hans Cristian Andersen. Funcionó bien bajo AMLO y generó buenos resultados políticos. Sostenerlo hoy resulta una tarea bastante más complicada.