En Muerte por un rayo, la miniserie en Netflix sobre el presidente estadounidense James Garfield, se muestra cómo un país puede preparar, sin saberlo, su propia tragedia política con palabras. Garfield fue víctima de un clima enrarecido, donde la burla y el odio mediático se transformaron en permiso social para matarlo. No fue solo un asesinato: fue el resultado de un desgaste sostenido.
Pienso en eso cuando releo Del mito, de Jaime Sabines:
“Alguien me habló todos los días de mi vida al oído, despacio, lentamente. Me dijo: ¡vive, vive, vive! Era la muerte.”
Jaime Sabines
Sabines nos recuerda que la muerte no llega de golpe, sino despacio. Así también se apagan las democracias: no por un disparo, sino por la costumbre de despreciar.
El teórico estadounidense Gene Sharp, autor de varios estudios sobre la acción política no violenta, explicó cómo la deslegitimación puede usarse como método de desgaste. Y Atilio Borón, uno de los intelectuales que más ha advertido sobre ese tipo de procesos en América Latina, retomó esa idea para describir los llamados golpes suaves: una secuencia que va del ablandamiento mediático a la fractura institucional, pasando por la desconfianza, el escarnio y la agitación social.
No se necesita un tanque ni una bala, solo una narrativa constante que erosione la confianza en quien gobierna. Así comienzan los climas que Sharp describía: en la risa que justifica la violencia. Y hoy, cuando una presidenta puede ser agredida a plena luz del día frente al Palacio Nacional y aún haya quienes relativizan el hecho o se burlan, ese eco histórico se vuelve inquietante.
No hay que confundir las cosas: la crítica legítima es parte de la democracia; el odio organizado, no.
Hay quienes, amparados en el poder económico o mediático, pretenden presentarse como oposición democrática mientras evaden las reglas que los demás cumplimos, desde los impuestos hasta la responsabilidad pública de sus mensajes.
Como escribió Federico Arreola aquí en SDP Noticias hace poco, “la postura antigubernamental de Ricardo Salinas Pliego es… Una estrategia calculada para proteger sus intereses empresariales”, eso también forma parte del ablandamiento: el intento de construir impunidad disfrazada de libertad.
La historia enseña que el desprecio es más corrosivo que la oposición. Y en un país acostumbrado a la violencia, tal vez la voz que dice “vive, vive” no sea promesa, sino advertencia.





