El premio Nobel de la Paz entregado a María Corina Machado es bien conocido. A pesar de sus esfuerzos políticos en favor de hacer transitar a Venezuela hacia la democracia, la “izquierda” en algunos países del mundo han escatimado sus mensajes de felicitación y, en ciertos casos, han pretendido denostarla y restar legitimidad a la decisión del comité noruego.

El concepto de “izquierda” (sí, entrecomillado) ha perdido toda esencia, especialmente en boca de los autoritarios. Aquel concepto de antaño surgido durante la Revolución Francesa, luego redefinido por el marxismo y más tarde acuñado por la ideología liberal del siglo XX ha quedado vacío de contenido.

Si bien el término se caracterizó principalmente en un momento por pugnar en favor de la igualdad y de los pobres, más tarde adquiriría una concepción más amplia que estaría ligada a otros rasgos como las libertades, la tolerancia y los derechos humanos.

El caso latinoamericano resulta especialmente dramático. Hugo Chávez, que se jactaba a diario de encabezar un movimiento en contra del imperialismo yanqui, se distinguió por liderar una transformación que en nada encarnaba los ideales de la izquierda moderna. El militarismo, el ataque contra las libertades individuales, el atentado contra los derechos humanos, el atropellamiento de las voces opositoras y la intolerancia frente a la disensión difícilmente podrían ser colocados en la cesta de la izquierda, sino en lo más rancio de las derechas autoritarias.

El obradorismo ha hecho lo propio en México. Mientras cantan a viva voz representar un movimiento de “izquierdas”, en realidad han reproducido rasgos muy lejanos de distinguir a la izquierda moderna. Al igual que en Venezuela, han optado por entregar la seguridad pública a las fuerzas armadas, han recientemente dado un paso más lejos en contra de la defensa ciudadana con la reforma a la Ley de Amparo, han asestado un golpe mortal a la independencia judicial, han amedrantado periodistas, han utilizado el aparato del Estado contra hombres y mujeres libres, han desmantelado instituciones cuyas tareas estaban dirigidas a la salvaguarda de la pluralidad política y han sucumbido ante grupos criminales que hoy campean libremente en toda la geografía del país.

El repudio implícito expresado al galardón otorgado a Machado no es sino el resultado de una alineación ideológica. Mientras los voceros y simpatizantes del obradorismo se jactan de defender los valores de la “izquierda” contra esa maldita “derecha” que pretende entregar el país a Estados Unidos, en realidad muestran simpatías hacia un régimen venezolano que, lejos de encarnar los valores de la izquierda moderna, representa a una de las más crueles dictaduras en la historia de la región latinoamericana.