Mauricio Kuri tomó posesión como nuevo gobernador de Querétaro el viernes pasado. Con él llegaron las lluvias más catastróficas que ha habido en mucho tiempo en la entidad. Hubo muchos destrozos en la ciudad capital, sobre todo la tragedia de un socavón en donde cayó un auto, muriendo dos personas.

A Mauricio Kuri lo recibieron las lluvias y él las enfrentó con valentía y como debe de hacerlo todo funcionario: trabajando. No hubo tiempo para fiestas, celebraciones y glamour. El ahora gobernador de Querétaro puso manos a la obra visitando cada zona devastada, poniéndose en contacto con los alcaldes del estado y, lo más importante, viéndose cercano a los habitantes que fueron afectados por las impresionantes lluvias.

Mauricio Kuri no perdió tiempo en entrevistas ni en posar para la cámara. Se puso en acción inmediatamente. Y fue un consuelo ver tanto orden y tanta protección en una ciudad prácticamente inundada.

Creo que ni el propio Mauricio Kuri imaginó que así sería el arranque de su gobierno, pero no fue sorpresa para nosotros: los ciudadanos y las ciudadanas nos esperábamos su respuesta y su reacción.

Pero lejos de que estas lluvias pudieran ser presagio de mala fortuna para el nuevo gobernador, fueron una muestra para él mismo y para todos, de que sin duda es la mejor decisión que pudo tomar la ciudadanía al elegirlo —de ahí que ganara con tan amplio margen—.