¡Vaya sábado el pasado!, así como el avance de la tecnología ha servido para optimizar procesos en la industria aeronáutica, también hay que reconocer que somos vulnerables ante el mismo desarrollo; y paso a explicarme.
Junto con el desarrollo informático, ahora los procesos de documentación se hacen en computadoras, con sistemas que tienen la información precargada de los pasajeros, y solamente hacen falta unos cuantos clics para llevar a cabo un procedimiento tan habitual como es documentarse a un vuelo.
En la actualidad parece imposible imaginar ese viejo y rancio sistema de expedir boletos hechos a mano y registrar -también a mano- a los pasajeros que van a un vuelo. Hoy estos procesos están semiautomatizados, y así agilizan el tiempo frente a los mostradores de una línea aérea.
Son semiautomatizados porque en realidad los humanos todavía intervienen en dichos procesos. Aunque en la actualidad ya existen kioskos electrónicos que hacen ese trabajo, se presentan casos en los que es necesaria (siempre), la intervención humana, como documentación de menores sin acompañar, familias que viajan con menores o gente que requiere algún servicio extra, como silla de ruedas o atención de otro tipo. Y aunque suene “exagerado”, son protocolos internacionales para detectar, por ejemplo, la trata de personas.
Por eso es importantísimo que la aviación no deje todo a la tecnología, hay que saber hacer este tipo de procedimientos de forma manual, aunque se utilicen de forma remota. Aunque la aviación ha ido mutando a pasos agigantados, a finales del siglo pasado era común que se “cayera el sistema”, y el personal de tráfico de las aerolíneas estaba más que preparado para sacar los boletos de papel y documentar un vuelo en tiempo récord.
Y esa es una habilidad que -desde mi punto de vista- no se debe perder. Pero en lugar de ello, muchas aerolíneas han impulsado y sobre todo, recargado el trabajo en los sistemas de cómputo y acabamos de comprobar que una de las desventajas que tienen es que pueden ser víctimas de “ciberhackeo”.
Sucedió en Europa la noche del viernes para sábado; la empresa RTX, parte de la norteamericana Collins Aerospace, que brinda el servicio de software para la documentación y la entrega de equipaje informó a través de un escueto comunicado:
“Hemos tomado conocimiento de una disrupción relacionada con ciberataques en nuestro <i>software</i> MUSE en ciertos aeropuertos… El impacto se limita a la facturación electrónica de clientes y a la entrega de equipaje y puede mitigarse con operaciones de facturación manual…”.
RTX, empresa de software para aerolíneas
Los principales aeropuertos afectados fueron de Heathrow-Londres, Berlín, Bruselas y Dublín. Las largas filas en estas terminales aéreas fueron captadas por fotografías y videos de pasajeros desesperados que grabaron el calvario por el que estaban atravesando y subieron todo este material a las redes sociales.
Los pasajeros sufrieron desde demoras hasta cancelaciones, y ¡no era para menos!. Imaginen ustedes que este software de documentación está instalado en poco más de 170 aeropuertos. Los trabajadores afectados tuvieron que hacer los registros de forma manual, pues fueron literalmente pillados por sorpresa, así que la gente tuvo que lidiar con aeropuertos abarrotados.
Esto me lleva a reflexionar: está bien que utilicemos la tecnología a nuestro favor y facilitemos procesos que pueden ser “la mar” de cansinos si se hacen a mano, pero jamás debemos perder la habilidad de hacerlo a mano.
Pienso en las nuevas generaciones, que ya ni siquiera requieren de una computadora o una laptop, sino que ya casi hacen todo desde su teléfono, pero jamás se plantean hacer un trabajo “a mano”. En caso de que la tecnología falle y no puedan ingresar a internet, ¿dónde van a ir a buscar la información?
Nos hemos vuelto tan dependientes de la tecnología que en la actualidad no concebimos la vida sin ella. Por eso es importante plantearse estas preguntas, sobre todo en la industria aérea, más cuando existen empresas que están pujando porque en la cabina de pilotos solamente vaya uno, y no como es en la actualidad, que van el o la capitán, y el o la copiloto, y en caso de vuelos de largo alcance, tripulaciones reforzadas.
Un ciberataque como este deja claro que no podemos dejarlo todo en manos de la tecnología. Como seres humanos siempre debemos estar bien preparados para hacer las cosas de forma manual, desde escribir a mano. Los adultos ya lo hacemos poco y los jóvenes deben aprender a resolver cualquier circunstancia sin depender de la tecnología.
No estoy peleada con la tecnología, no estoy sugiriendo retroceder en el tiempo; pero escribir a mano, por ejemplo, es una de las actividades que mejora la memoria, la concentración y la comprensión. Activa más áreas del cerebro y nos ayuda a procesar la información y a retenerla a largo plazo. En mi caso es una práctica terapéutica que estimula mi creatividad y expresión, y definitivamente me ayuda a organizar las ideas.