Acorralado por los malos resultados, desencajado por la derrota de su pariente, angustiado por la fragilidad en la que se encuentra ahora su proyecto; “Alito” Moreno se dice víctima de una campaña en su contra, y víctima es, pero de sus propias decisiones, de su ambición desmedida y de su ego que lo hizo perder el piso en un segundo.

Alejandro Moreno tomó el control del PRI, y con ello, decidió su futuro inmediato mediante la conformación de la alianza y la repartición de las candidaturas de la misma. Dentro de ese gran rompecabezas, siempre privilegió sus intereses por encima de los de su partido. Por ello, es que buscó que él y los suyos aseguraran posiciones en los primeros lugares de las plurinominales, mientras que la militancia y los liderazgos ajenos a él, se la fueron a romper solos en las urnas.

Hoy Alejandro Moreno, como un cobarde cualquiera, quiere invalidar las criticas que con sustento se hacen desde el interior de su partido; diciendo que quien lo señale, esta dañando a la oposición y haciéndole el favor al gobierno. Pero no, hoy que las elecciones ya terminaron, es el momento idóneo para un profundo proceso de reflexión al que los priistas deben someterse para planear su futuro, un futuro en el cuál, solo contarán la voz d la próxima legislatura; vaya insensibilidad.toda la burocracia priista de esas entidades hoy perdidas y derecho de ir con 4 estructuras estatales a nivel nacional que les pudieran ayudar.

¿Alito levantó al PRI?

Dice Alejandro Moreno que él levantó la votación del PRI, y quizá porcentualmente comparado a la última elección federal así fue, y pasará de 45 a 70 diputados federales; sin embargo, teniendo solo medio punto por debajo del PAN, su aliado en la votación nacional, el revolucionario terminará teniendo 44 curules menos que los azules, vaya repartición de distritos que se hicieron.

Minimiza por supuesto, el hecho de haber perdido 8 entidades que todavía son gobernadas por el PRI, quizá eso se lo debería de decir a los cientos de miles de priistas que en unos meses y en cada uno de estos 8 estados, pasarán a las filas del desempleo, mientras que él y los suyos, gozarán de su posición en el congreso ganada vía plurinominal. Para Alejandro Moreno, es más importante 25 curules, que la fuente de ingreso de toda la burocracia priista de esas entidades hoy perdidas, vaya insensibilidad.

Y es que Alejandro Moreno puso por delante a su grupo, por encima de una verdadera representación equitativa de los liderazgos del PRI. Prácticamente todo su Comité Ejecutivo Nacional entrará en la próxima legislatura; él, su secretaria general e incluso su esposo, entre otros.

El saldo para el PRI es preocupante, lograron el 18% de la votación nacional, a pesar de que tenían 12 gobiernos estatales con estructuras aceitadas y alimentadas, ¿que votación se alcanzará en la siguiente elección cuando el partido de Alejandro Moreno solo tenga 4 gubernaturas? ¿quién va a financiar y movilizar a toda esa estructura electoral que históricamente es la que ha hecho ganador al PRI? Alejandro Moreno no tiene, ni le interesa esa respuesta.

Pero el argumento más contundente y que debería poner el último clavo en el ataúd de Alejandro Moreno es lo que pasó en Campeche. Ahí con toda su soberbia, impuso como candidato a gobernador a un sobrino suyo, en un claro conflicto de interés que choca con el discurso que pregona de unidad y de combatir los abusos del poder. Consciente del riesgo que asumía, Alejandro Moreno se aferró a su decisión, el dirigente nacional no le tuvo confianza a ningún otro priista campechano, a ningún militante le vio la capacidad para cederle el mando de la entidad, se quiso aferrar al poder, y hoy le toca pagar solo a él; porque solo él, tomó esa indignante decisión.

Hoy el presidente del PRI, quedo expuesto porque él así lo quiso, demostró que en su estado, con su gobierno, con su alianza, con una elección terciada, no pudo ni obtener 100 mil votos de su partido. Esa es la verdadera representación de “Alito” Alejandro Moreno , un dirigente que batalla para sacar 100 mil votos en su estado, pero que se cree con la capacidad y derecho de ir a decidir el destino del priismo de otras entidades del país.

Expuesto, acorralado, derrotado y enojado, busca acallar a la crítica no con hechos, sino con especulaciones.

No tiene la entereza, ni la madurez, ni mucho menos la hechura política para sacar el pecho y aceptar los resultados que el mismo provocó. La cobardía que hoy demuestra “Alito” Alejandro Moreno , no es la de un verdadero líder y le pasará factura en un futuro muy cercano.

El priismo va a batallar para encontrar cuadros que puedan perfilarse para suceder a Alejandro Moreno sin que sean más de lo mismo, pero si no se unen y levantan la voz desde hoy, “Alito” terminará convirtiendo a su partido, en el nuevo PRD.