Jeffrey Lichtman, abogado estadounidense del narcotraficante Ovidio Guzmán —hijo del Chapo—, ha calumniado a la presidenta Claudia Sheinbaum.
Semejante desfachatez ha generado gran felicidad en la comentocracia mexicana, sobre todo la más identificada con Genaro García Luna, el policía de Felipe Calderón condenado en Estados Unidos —después de un juicio razonablemente imparcial, en el que tuvo oportunidad de defenderse, lo que hizo con abogados caros, como César de Castro—.
El litigante Lichtman consideró que difamar a la presidenta de México ayudaría al hijo del Chapo Guzmán. Algo parecido hizo el abogado de García Luna: buscar enlodar el prestigio del expresidente Andrés Manuel López Obrador como táctica, desesperada, para intentar que no se condenara al aliado de Calderón que trabajó para el narco.
En su momento, Andrés Manuel analizó la posibilidad de demandar por daño moral, en Estados Unidos, al abogado de García Luna. No lo hizo porque la asesoría jurídica del expresidente concluyó que, en el vecino país, hay criterios que protegen a los abogados durante los juicios, por lo que no había condiciones legales para interponer una demanda “a quien, de hecho, calumnia y difama”, como dijo el tabasqueño.
Me parece que Claudia Sheinbaum sí podrá demandar con posibilidades de éxito al abogado de Ovidio Guzmán, ya que este calumnió a la presidenta no en un juicio, sino en espacios mediáticos.
La presidenta Sheinbaum debe integrar un equipo potente para establecer una estrategia legal agresiva contra ese miserable abogado.
Sobran en México excelentes juristas con contactos de primer nivel en la abogacía estadounidense. Entre quienes no trabajan para el gobierno ni han participado en el poder judicial destaco a Javier Quijano Baz, Alonso Rivera Gaxiola, Vanessa Romero Rocha, Antonio Holguín, Ilán Katz y Mauricio Flores. Hay más, desde luego. En el sector público hay especialistas en derecho competentes, como el fiscal Alejandro Gertz Manero, la consejera jurídica de la presidencia Ernestina Godoy, el exministro Arturo Zaldívar y cuatro personas con conocimientos y experiencia que todavía participan en poder judicial, la magistrada Fabiana Estrada, los aún ministros Alberto Pérez Dayán y Juan Luis González Alcántara Carrancá y la ya pronto exministra Margarita Ríos Farjat.
Talento legal sobra en México para asesorar a Claudia Sheinbaum. Opino que la presidenta debe demandar por daño moral al abogado Jeffrey Lichtman. Unos millones de dólares que Claudia le quite a ese tipejo le servirán de lección, a él y a sus colegas de aquel país que podrían caer en la tentación de usar a la prensa para golpear al gobierno de México.
¿Qué hacer con la prensa mexicana que con tanta alegría reproduce las calumnias del abogado de Ovidio? Nada, dejarla en paz: suficiente castigo es para sus editores quedar como mentirosos un día sí y otro también —por cierto, ya no pierden credibilidad porque, desde hace años, la perdieron totalmente—.