La oposición, que ha llegado al punto de realizar todo lo que está a su alcance para meterse en los temas de la agenda, se ha lanzado, fieles a su estilo, a la propaganda abyecta que manejan desde distintos órganos de información. De entrada, no tienen una plataforma de difusión con credibilidad, sino mecanismos propagandísticos para intentar golpear al gobierno de la Cuarta Transformación. Es demasiado obvio, sobra decirlo, la narrativa punitiva con la que actúa Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, que no es otra cosa que el telón de fondo de la simulación. Solo así podemos definir lo que, paradójicamente, es un vehículo plagado de corrupción.

No veo otra forma de poder calificar a la MCCI. Ellos, con ese cúmulo de señalamientos que han puesto al descubierto su credibilidad, hacen todo menos calificar la connotación de las siglas de su sociedad. En el gobierno de Enrique Peña Nieto, dado su carácter constitutivo, nunca vimos los embates incesantes que ahora muestran en sus redes sociales. El mismo Andrés Manuel López Obrador, en la propia mañanera, dejó al desnudo las fechorías y el financiamiento que provenía de miembros potentados del país y, en algunos casos, hasta del extranjero para operar. De hecho, el propio AMLO fue quien nos fue mostrando más el flagelo de la opulencia de esta asociación, que únicamente obedece a los intereses de los grupos conservadores, para quienes sirven con sus “informes e investigaciones” que carecen de todo fundamento.

Este mismo organismo, que durante mucho tiempo lo coordinó Claudio X. González, precursor del bloque del Frente Amplio Opositor, jamás ha hecho algo de provecho que podamos resaltar. Hacen mal uso de los datos y, en el peor de los casos, los usan a conveniencia para golpear a los gobiernos y actores de la 4T. Entonces, dada su singular falta de ética, su única consigna es dañar la imagen y la buena reputación de quienes, con hechos, han demostrado una rendición de cuentas clara. Como punto de partida, evidentemente, hacemos alusión a Mexicanos Contra la Corrupción por el golpe bajo que trató de propiciarle al vocero de la fracción parlamentaria de Morena en San Lázaro. Y digo que trató porque, a nivel de impacto, no provocó ningún efecto mediático, más que el fortalecimiento de Arturo Ávila, que hemos catalogado como “El verdugo de la oposición”.

Entonces, la supuesta investigación que realizó Mexicanos Contra la Corrupción, que el propio Arturo Ávila aclaró con pruebas en la mano, fue la intentona de un golpe mediático directo. Trae toda la dedicatoria del PRIAN, sobre todo por lo llamativo que se han vuelto las mesas de análisis, donde participa el vocero de la fracción parlamentaria de Morena en San Lázaro. Él, cada que tiene oportunidad, pone contra las cuerdas a los representantes del conservadurismo, que han quedado, en algunas ocasiones, con un nudo en la propia garganta ante la impotencia por el imponente estilo elocuente que ha marcado el diputado de Aguascalientes.

Por eso los ataques, en parte, se deben también a un personaje que está concentrando toda la atención no solamente de los medios de comunicación, sino de la propia simpatía. Arturo Ávila, sin duda, es una de las cartas fuertes para el proceso electoral que se vivirá en Aguascalientes. Eso, en particular, le sucede a todos los liderazgos que están expuestos a la guerra frontal de la oposición. El mismo Andrés Manuel López Obrador, en décadas, vivió en carne propia la maquinación y la infamia de la derecha. Y no solamente hablamos de la ignominia que padeció AMLO, sino el grado en que escaló la andanada; empero, la mala noticia para la oposición, sobra decir, es que jamás lograron manchar su buena imagen. Habrá que decir que, en aquella ocasión, comenzaban a fluir las redes sociales que, en ese histórico momento del 2018, jugaron un papel preponderante para desmentir las fechorías del PRIAN.

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Así es la forma en la que actúa la oposición, sobre todo ahora que está en plena decadencia política. Esas formas o mecanismos, propiamente dichos, han puesto principal acento en Arturo Ávila. Él, repito, es uno de los principales verdugos de la oposición y, de paso, un aspirante serio para arrebatarle un enclave al PAN, como Aguascalientes. Esa, como otras de las causas, también es una de las razones para abrir la bayoneta contra el portavoz de la fracción parlamentaria de Morena. Es una señal de pavor que le tiene por el avance sustancial que ha mostrado. Y la oposición, intransigente e incompetente, se muestra iracunda porque no ha podido ganarse el cariño de la población civil. De hecho, la narrativa del conservadurismo no convence ni a los propios militantes que no toleran las decisiones unilaterales que toman Jorge Romero y Alejandro Moreno, que han estropeado la democracia participativa.

Y como la oposición se ha visto eclipsada por el avance dominante de Morena en Querétaro, Chihuahua y Aguascalientes, fiel a su estilo, abre la metralla con los mecanismos abyectos que tiene a su favor. Uno de ellos, sin duda, Mexicanos Contra la Corrupción, que relata una narrativa soez. Eso, en los tiempos actuales, es una lingüística que ya no conecta con la población civil. La ciudadanía, más consciente que nunca, sabe los alcances que puede echar andar el conservadurismo para tratar de manchar la honorabilidad de las personas. Eso no es algo nuevo, especialmente cuando hay un entorno electoral próximo que, desde ahora, se juega con gran intensidad. A su vez, queda claro, esa guerra sucia que esgrime Mexicanos Contra la Corrupción no es otra cosa más que la réplica de verse evidenciados por su principal verdugo en las mesas de análisis. Sí, hablamos de Arturo Ávila.

Notas finales

La oposición, fieles a su estilo, ha tomado el papel para tratar de desactivar la participación en un momento histórico como el que viviremos el próximo fin de semana para que no salgamos a las urnas a elegir jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia. Ese hecho sin precedentes, en la otra cara de la moneda, está siendo impulsado no solamente por la presidenta constitucional de México, sino por los propios legisladores de la fracción parlamentaria de Morena en ambas cámaras legislativas. En el Senado de la República, por ejemplo, muchos se han echado al hombro esa tarea; han aportado muchísimo que, en cierto modo, contribuirá alimentando la participación. Una de ellas, que además se ha ganado el papel de activista y defensora de los derechos de la comunidad LGTBIQ, es la legisladora Celeste Ascencio. De acuerdo con esa perspectiva, ella, a lo largo y ancho de las tierras purépechas, se ha convertido en un vehículo para informar los alcances positivos que tendrá una reforma que, en definitiva, vendrá a democratizar a nuestro territorio y, de paso, existirá una mejor impartición de justicia, eso sí, sin el flagelo de la corrupción.