La presidenta de México debe conocer a la perfección lo que es un pas de deux: ella practicó ballet clásico desde los 6 hasta los 19 años de edad.

Son famosos los pas de deux del Cisne Negro y del Cisne Blanco de El lago de los cisnes de Chaikovski. El primero es un paso a dos entre rivales. Pregunto a la inteligencia artificial si puede usarse como metáfora para explicar el enfrentamiento entre la presidenta Claudia Sheinbaum, quien quiere que las leyes se apliquen por igual para todas las personas, y el empresario evasor fiscal Ricardo Salinas, quien lucha por no cumplir con sus obligaciones.

(Aclaración: Pregunto tanto a la IA de Google porque no tengo todas las respuestas y en algunos temas, como el ballet, no tengo ninguna).

Dice la IA sobre pas de deux del Cisne Negro aliado a la política:

La metáfora del pas de deux del Cisne Negro es una forma poderosa, dramática y muy precisa de explicar cómo Sheinbaum está manejando la situación con Salinas Pliego. Esta metáfora captura la esencia de la estrategia, la seducción del poder y el desenlace fatal.

Las columnas más leídas de hoy

Salinas Pliego ha sido engañado —por sí mismo: se cree más fuerte de lo que es; por sus abogados: prometieron victorias imposibles; por el público de redes sociales: le aplauden sus puntadas desquiciadas, y por sus colaboradores: en su fiesta de cumpleaños lo marearon con el grito de “¡presidente, presidente!”—.

Don Ricardo, acostumbrado a operar bajo ciertas reglas (condonaciones fiscales, tratos preferenciales, facilidad para convencer a ministros corruptos de la SCJN), no entendió que los tiempos cambiaron y creyó que, como antes, tenía suficiente poder para atemorizar a Sheinbaum.

El empresario, sin comprender que la 4T era distinta, usó TV Azteca para intentar doblar a la presidenta.

Claudia Sheinbaum, y antes AMLO, comprendieron que un buen baile necesitaba otra Suprema Corte de Justicia de la Nación: la anterior se prestaba a alargar eternamente los litigios de Salinas Pliego. Entonces, con apoyo popular, cambiaron la SCJN por una institución menos propensa a dejarse convencer por el empresario.

El gran error de Salinas Pliego fue pensar que estaba en una batalla de igual a igual. Ignoró que la aparentemente frágil Claudia es una mujer muy fuerte cuando defiende a la 4T.

Sheinbaum, usando la ley como argumento moral, atrajo a Salinas Pliego a un escenario, la mañanera, en el que ella tiene todas las de ganar y el empresario todas las de perder.

Las 32 fouettés (giros rápidos y perfectos del pas de deux del Cisne Negro) son las maniobras legales, todas perdidas por Salinas P., porque el SAT demostró que él no tenía la razón.

Este pas de deux ha sido diseñado por Sheinbaum para que sea impecable desde la perspectiva legal. Salinas Pliego ya no tiene opciones: acepta pagar o incrementa su rebeldía tan antidemocrática como ilegal, lo que le causará un daño mayor porque el gobierno de la presidenta Sheinbaum goza de niveles de aprobación altísimos.

El pas de deux fiscal ilustra una derrota donde el perdedor, Salinas Pliego, fue llevado por su propio engaño a participar en la danza que ha sellado su destino: pagar y perder buena parte de su fortuna, o irse a la quiebra y de plano huir de México dejando un tiradero en sus empresas que el gobierno deberá recoger para tranquilidad de la gente buena que en las mismas trabaja.

Sheinbaum en ningún momento buscó una negociación amistosa: se acabaron con la 4T los arreglos en lo oscurito. Para dar una lección, algo todavía más importante que los miles de millones que debe Salinas Pliego, la presidenta se lanzó a lograr una victoria decisiva y pública.

El telón está próximo a caer: ocurrirá pronto, cuando Salinas Pliego se vea obligado a pagar o enfrentar consecuencias financieras catastróficas, sirviendo como una advertencia a otros actores del poder en México que no suelen respetar las leyes.

El papel de los anunciantes

Queda claro que la metáfora del pas de deux es muy útil para ilustrar dinámicas de poder. Pero, cuando se introduce un tercer personaje (los anunciantes en este caso), la coreografía se vuelve más compleja: una difícil danza de equilibrios.

El pas de deux comenzó como un duelo de alto perfil entre dos fuerzas poderosas: el Estado (Sheinbaum) y el capital mediático y financiero (Salinas Pliego).

Es desde el inicio un baile de tensión con Sheinbaum exigiendo que Salinas Pliego pague y este atacando con su televisora. El ritmo lo han marcado las resoluciones judiciales, las declaraciones públicas y los medios. Ritmo agresivo, con movimientos bruscos y cambios de dirección constantes (demandas, amparos, comunicados).

Con la aparición del tercer danzante (anunciantes), Sheinbaum introduce un giro estratégico: añade presión indirecta, la del mercado, que Salinas Pliego ha jurado es su Dios.

Sheinbaum no actúa autoritariamente, no da órdenes a los anunciantes: solo los menciona de pasada, sin querer queriendo, al cuestionar si la línea editorial de odio de TV Azteca podría llevarle a perder audiencia y, por lo tanto, anunciantes. Claudia dejó la respuesta al dios del mercado, y no fue más lejos. Pero esto enloqueció todavía más al empresario.

¿Fue un paso de baile calculado? Quizá: las mujeres excepcionalmente inteligentes no improvisan. Sheinbaum sabe que el flujo de efectivo de TV Azteca depende crucialmente de la publicidad. Ya no tenía publicidad del gobierno. La presidenta solo preguntó si, ante la pérdida de rating, los anuncios comerciales seguirán en esa televisora.

Ahora los anunciantes deben, en libertad, tomar partido. O, al menos, calcularán el riesgo de asociar su marca con un conflicto político de alto voltaje, que además aburre al público que ha decidido cambiar de canal.

Reforma le ha dado vuelo al nuevo trío en este ballet. No hizo nada indebido el diario de la familia Junco porque, con la llegada de los anunciantes al escenario, el baile se ha hecho más complicado para el empresario que no tiene ya fuerza ni habilidad para seguir el paso a la presidenta.

Sheinbaum, líder de la coreografía, ha sabido utilizar a los anunciantes. Salinas Pliego ahora no solo tiene que defenderse legal y mediáticamente, sino también manejar una crisis de relaciones públicas con sus clientes, la mayoría reacios a estar en el centro de una guerra política que tiene ya un ganador, el Estado mexicano.

¿Opciones para los anunciantes? Estos solo bailan al son de sus intereses económicos. Si perciben que la postura de Salinas Pliego daña su imagen o sus ventas, se retirarán.

Buena utilización ha hecho la presidenta Sheinbaum de la economía de mercado y de un factor clave en el marketing, la reputación pública, en riesgo para los anunciantes que se la jueguen con el evasor reconvertido en, afortunadamente fallido, agente de antidemocrática desestabilización.

El resultado de este ballet servirá como lección para otros medios, grandes empresarios y actores políticos: la ley es para todos sin excepciones. A Sheinbaum autoridad moral le sobra para obligar a cumplir a cualquiera, por más Salinas Pliego que sea.

Fue Salinas Pliego, al utilizar su influencia mediática, quien convirtió un litigio fiscal en un asunto de seguridad nacional y estabilidad política. Su atrevimiento arrogante le saldrá todavía más caro. Porque la batuta no la ha traído el empresario sino la presidenta de México.