Jorge Álvarez Máynez ha sido toda una sorpresa. Su manera de aprovechar las tendencias y viralidad será un experimento interesante para evaluar cómo es que el impacto de las redes sociales se refleja en las urnas. La generación que votará por primera vez, los “Centennials”, se acercan a la política a través de TikTok y no tiene la costumbre de leer periódicos, ni siquiera en formato digital.

Durante el segundo debate, Máynez ha destacado así en tres aspectos fundamentales:

  • Asesoría de activistas y conocimiento de las causas “progres”.- Qué capacidad camaleónica para abandonar la postura en que estaba dispuesto a imitar el modelo salvadoreño de Nayib Bukele para encarcelar pandilleros en México. Una postura ultra derechista que cambió. La corrección que hizo a Xóchitl Gálvez al momento en que esta candidata pretendía adjudicarse la reforma de las trabajadoras del hogar, devolvió a Máynez la confianza de la sociedad civil. El candidato de Movimiento Ciudadano dio reconocimiento y lugar a Marcelina Bautista, dando visibilidad al movimiento que ella encabeza a través del primer sindicato de trabajadoras que nunca había tenido acceso a seguridad social. Este punto, sumado a las menciones de conceptos como “justicia intergeneracional” y la salud mental, emocional y nutricional de las infancias lo hizo destacar.
  • Simpatía y capacidad de reírse de sí mismo, la conversación en redes en clave de meme.– Máynez parece mucho más relajado que cualquiera de las contendientes. Si bien, sabe que no ganará, el papel que realiza es interesante. Lejos de ser “esquirol”, como ha acusado la alianza opositora del PAN, PRI, PRD, Máynez ha tenido señalamientos puntuales en contra de lo que representan claras candidatas. La distinción fundamental entre señalamientos y ataques radica en la objetividad con la que se puede medir aquello que se critica. Mientras que la candidata de la derecha utilizó ataques burdos sobre la vida personal de la puntera Claudia Sheinbaum, el emecista destacó pendientes y retos sobre el desempeño de Morena. No fue blando, pero tampoco fue bajo. Aun así, en el post-debate se atrevió a sostener los “memes” que le hicieron: un dibujo de chango sonriente. El único al que no le ha pesado ser caricaturizado. Sin duda, la estrategia de perfilar un partido de manera fresca rumbo a 2030 funciona. Samuel García tendrá una audiencia internauta mucho más trabajada y la cantidad final de votos será el resultado del gran experimento: ¿cuánto puede crecer un candidato tan sólo con una poderosa estrategia de marketing en redes sociales?
  • El robo de votos en detrimento de Xóchitl Gálvez.- Uno de los momentos que más se ha revivido en el análisis posterior al debate, es aquel en que la candidata opositora es cuestionada sobre la reforma para disminuir la jornada laboral de 48 a 40 horas, en beneficio de trabajadores mientras que ella defiende al empresariado. Es un hecho que existe una clase media, universitaria y artística que se identifica en la izquierda, pero con la izquierda progresista que no está en Morena. Aquellos que han impulsado esta reforma, así como la Ley Silla, han encontrado en Movimiento Ciudadano un espacio seguro para existir como colectivos y organizaciones. Ese grupo “aspiracionista” que al mismo tiempo es muy progresista tampoco se identifica con Xóchitl; es anti neoliberal pero también anti militarista. Es ahí en donde un sector muy importante de votantes podría decantarse por Álvarez Máynez. Su postura en favor de trabajadores, su propuesta para jóvenes con el tema de vivienda, así como la inclusión que proyecta al hablar en lenguaje de señas, le ha dado simpatías que ahora le podrían permitir ser el candidato que inspire el “efecto underdog” y así lograr un sorprendente segundo lugar.

Claudia Sheinbaum tiene un voto duro completamente convencido. Xóchitl Gálvez tiene un voto desencantado. Ella lucha porque no abandonen al PRI, PAN, PRD más de los que ya lo hicieron. Prácticamente, hasta este debate fue un poco contundente sobre lo que representa, ya que al inicio no se definía entre ser abiertamente la derecha del PAN que desconfía del populismo en los programas sociales o asumirse priísta primorosa, con una tendencia a la izquierda. Aún con que en este debate no se puso tan nerviosa, sigue siendo tan sólo la opción anti-López Obrador. Sin embargo, Máynez parece tener proyecto, ser el más simpático y también, el considerado “perdedor” por emanar de un partido pequeño.

El “efecto underdog” o “efecto de apoyo al perdedor” es un fenómeno psicológico y social en el que las personas tienden a sentir simpatía o apoyo hacia aquellos que son considerados como desfavorecidos o en desventaja.

Los votantes pueden sentir empatía o simpatía hacia un candidato que se percibe como menos probable de ganar, especialmente si se considera que enfrenta obstáculos significativos, como una campaña con menos recursos financieros o menos apoyo de los medios de comunicación. Esta simpatía puede llevar a algunos votantes a votar por este candidato en un acto de solidaridad o apoyo. Mucho más cuando se trata de un candidato que parece esforzarse y estar haciendo la tarea. Ya hasta se olvidaron los videos de Máynez en estado de ebriedad o los aterradores resultados de Movimiento Ciudadano en Jalisco, donde las infancias tratan de sobrevivir al reclutamiento forzado, la represión y la desaparición forzada.

La historia de un candidato que enfrenta adversidades y desafíos puede resonar emocionalmente con los votantes que no quieren a Sheinbaum, que se han decepcionado de AMLO, pero tampoco quieren a Xóchitl. La narrativa del “bajo perro” que lucha contra todas las probabilidades puede ser poderosa y persuasiva, inspirando a algunos votantes a respaldar a Máynez por su sinceridad.

Máynez se percibe como menos convencional y menos institucional, es genuino y la sinceridad sobre su imagen frente a la cuidadosamente construida de los políticos convencionales lo hacen destacar. Lo principal: nadie cree que pueda ganar. No es casualidad que este lunes, el panista Marko Cortés le haya pedido declinar en favor de Xóchitl después de acusarle de hacer la chamba sucia a Morena.

Por donde se analice, toda una revelación.