LOS CLAROSCUROS

La familia… un eslabón inseparable

Francisco I. Madero y Sarita Pérez no lograron concebir hijos; de tal suerte que el más cercano familiar al poder del Presidente de la democracia, fue su hermano (no tenía un ojo, producto de un accidente en su infancia) “el ojo parado” Gustavo Adolfo Madero. Francisco era un idealista.

Gustavo fue el operador financiero del movimiento maderista y sugieren muchos historiadores, el principal beneficiario del poder. Al que llamaron ‘el hermano incómodo’.

Murió también bajo la estrategia de ‘limpia’ que llevó a cabo el usurpador Victoriano Huerta, horas antes que Francisco en la decena trágica.

Hacemos un muy breve recuento de aquellos encumbrados, cuya consanguineidad les provocó el que –principalmente- su descendencia directa hubiera obtenido beneficios para sí, derivados de la gestión del poder.

Miguel Alemán Valdés

“El cachorro de la revolución” sería el primer presidente ocupado en impulsar de sobremanera la producción industrial por encima de la agrícola, pues consideraba que el aumentar la industria traía consigo el incremento de mano de obra ocupada y por ende, mayor recaudación tributaria al estado.

Su visión de desarrollo, no apartaba sus intereses personales de agrandar su fortuna a la que sumó alianzas estratégicas con dueños de medios de comunicación, que le dieron a la postre la certeza de que su hijo del mismo nombre, fuera poseedor de importante número de acciones de la poderosa Televisa.

Su informe fue el primero en transmitirse por televisión nacional.

La revista estadunidense ‘Fortune’, le apuntaría en su momento como “uno de los hombres más ricos del mundo”.

De los mandatarios vivos, la memoria recae álgida sobre la presunción de responsable de la masacre de Tlatelolco en 1968; donde el entonces secretario de gobernación –a la postre jefe de la nación- Luis Echeverría Álvarez, tendía sus redes de poder.

De su enjuiciamiento público reciente, fue exonerado.

Y su inmenso poder económico hoy recae en el manejo inmobiliario a cargo de sus hijas Ma. Esther y Ma. Del Carmen que, a decir de su propio abogado en 2010 Heraclio Bonilla, el manejo que dan a los bienes que el expresidente adquirió durante su mandato suman una cuantiosa fortuna (Club y Residencias de Cuernavaca, S.A.; Administradora de Inmuebles Citlalli, S.A entre muchas empresas más) que dominan gran espacio entre Cancún, Cuernavaca y la CDMX.

Fortuna que con la plusvalía, crece en proporciones impensables.

Mucho más allá de las 22 familias beneficiadas del Salinato, sólo podríamos traer a colación que el Clan Salinas tiene el ojo puesto en el crecimiento inmediato de Emiliano Salinas Occelli. No lo pierda de vista.

Así tocamos el hilarante asunto que mueve las redes. Más allá de la ‘fábrica de chocolates’.

El comentarista deportivo Luis Fernando Ortiz, publicaba en su Twitter “que el equipo deportivo Cruz Azul pasaría a ser propiedad de uno de los hijos de López Obrador”.

La directiva del Club recientemente coronado campeón del balompié nacional aclaró que “no está, ni estará a la venta”.

La historia demuestra que la fascinación del poder conlleva privilegios a los consanguíneos que es difícil hacer oídos sordos a ese canto.

Reyes, políticos, encumbrados cuya parentela absorbe parte de esos beneficios.

Hoy seguramente caerá la mentira sobre la compra pública del equipo de soccer.

Y sin recato, las miradas seguirán atentas a la conducta de los vástagos del mandatario. Con las tentaciones que implica el control de las riendas del país.

Esa tentación de riquezas que atrae y reestructura desde hace mucho tiempo el andamiaje político-económico de México.

Hay muchos más en el tintero que escapan a la falta de espacio pero que a México, no se le olvida. Díaz Ordaz, Fox, Cárdenas Solórzano, Sahagún, Gómez del Campo y contando.

COLOFÓN. ¿Y si se abriera otra consulta que incluya a la familia? Sólo con una ventanilla de ‘Devolver al pueblo lo robado, en manos de familiares’, México tendría realmente dinero de sobra.

alejandrodeanda@hotmail.com

@deandaalejandro