La inflación de Gran Bretaña se aceleró imprevistamente en julio, golpeando a las esperanzas de que un alivio de las presiones de los precios permitiría a los británicos ayudar a una economía en recesión por medio de un incremento del gasto.

 

Igualmente, el dato no modificó las expectativas de que el Banco de Inglaterra aplicará más estímulo monetario para reflotar la actividad.

 

La inflación de los precios al consumidor ascendió al 2.6% desde el 2.4% en junio, por un avance de las tarifas aéreas y el fin de los descuentos de estación por parte de los minoristas, dijo el martes la Oficina Nacional de Estadísticas.

 

Los economistas habían previsto una baja de la inflación, que registró el primer avance desde marzo.

 

La semana pasada, el Banco de Inglaterra recortó su previsión de la inflación, al estimar que regresaría hacia la meta del 2% para fines de este año.

 

Pero James Knightley, economista de ING, consideró: ‘tenemos que tomar juntas las cifras de junio y julio y esto implica que sigue en pie la tendencia de los precios a la baja’.

 

‘El aumento de los precios del petróleo y las materias primas alimentarias presenta algunos riesgos para la inflación en los próximos meses pero la debilidad económica implica que las empresas tienen un poder de fijación de precios limitado, por lo que aún prevemos que la inflación caerá debajo del 2% para fin de año’, agregó.