De acuerdo con Mark Ventura, quien fuera camarero y ahora economista de la Universidad de Miami, considera que existe diversidad de razones por las cuales no proporcionar propina a los meseros. Aquí enlistamos seis de ellas.

1. Las propinas constituyen la mayor parte del ingreso de los meseros

Esto es un problema, pues los camareros ganan menos de lo que otros trabajadores ganan por hora, lo que los coloca en una mala situación financiera, a menos de que el empleador incremente su salario por hora, de hecho, a los dueños les permite obtener más dinero a expensas de sus empleados.

Según esta lógica, los clientes no serían responsables del ingreso de los empleados, simple y llanamente "porque no es justo para los consumidores", ni para los trabajadores, debido a los factores que rodean su desempeño como el clima, el contacto que establecen con los clientes o el ruido del restaurante.

El nivel de pobreza de los trabajadores por propina ronda el doble de la de otros trabajadores, por lo menos en Estados Unidos.

2. La propina es antidemocrática

La práctica de la propina se originó en Europa y sólo después de la Guerra Civil emigró a América, esto quiere decir que, se sustenta en una tradición aristocrática.

Los estaodunidenses adinerados que regresaban a su país luego de sus vacaciones en Europa, querían demostrar lo que habían aprendido durante el viaje, así que empezaron a dejar propina a los prestadores de servicio.

3. La propina no corresponde al servicio, sino al monto de la cuenta

En términos generales, los consumidores relacionan el dejar propina con un contrato informal entre ellos y el mesero o mesera, como forma de monitorear el servicio que se les brinda, sin embargo, este convenio refuerza la idea que los consumidores son capaces de calificar el servicio y redituar con base en ello, lo que genera la idea base de que "la propina motiva al prestador del servicio a hacer lo mejor".

La realidad contradice este sustento, las propinas están pobremente relacionadas con el servicio, de hecho el factor más importante que determina el monto, es el total de la cuenta, no la eficacia o ineficacia del servicio, la calidad de la comida ordenada o el servicio.

Algunos expertos consideran "tonto" el argumento de que los meseros están motivados por la perspectiva de las propinas, de hecho, como cualquier otro trabajo los meseros están motivados a hacer un buen trabajado de la misma manera que otros empleados: por las prestaciones, el crecimiento profesional o personal, las condiciones laborales, etc.

4. Las propinas promueven la discriminación

La economía de las propinas tiene una carga racial que afecta los prejuicios tanto de meseros como consumidores, de hecho, en las meseras existe una práctica de discriminación facial, donde se favorece, por lo menos en EU a las rubias, esbeltas de pechos grandes, que están en sus 30 con las propinas más altas.

Aunque la decisión de cuanto brindar, depende de las preferencias estéticas de cada cliente.

5. La propina está determinada por la presión social puesta sobre el consumidor

Si recibes mal servicio ¿te sientes presionado a pesar de ello a otorgar propina? 70 por ciento de los clientes han respondido que sí, porque esta práctica es más bien una norma social que incita a muchas personas a efectuarla.

Pareciera como si al cliente le desagradara que alguien le desapruebe, debido a que ha internalizado ciertos estándares de justicia que le hacen sentir culpable si no retribuye al prestador por sus esfuerzos.

Lo cual sugiere que la clase media y pobre, se siente más conminada a efectuar esta práctica que los consumidores con economía más saludable.

6. La propina no es caridad

Existe la idea de que no otorgar propina es un acto cruel, pues "el mundo necesita más caridad", sin embargo, el problema con este argumento es que la gratitud no es un acto caritativo.

De hecho, la lógica detrás es que los meseros tienen derecho a este dinero, y que los consumidores están obligados por la ética a proporcionárselos coaccionados por las normas sociales, tan estrictas como las leyes judiciales.

El cliente no le brinda un obsequio al mesero, tal como se entendería el término de gratitud, más bien le otorga fondos que por su virtud o servicio, se ha ganado, cuando de hecho ser mesero es un empleo y 13 por ciento de estos, al menos en EU, viven en la pobreza.

Y tú, ¿qué opinas?

Con información de Vox