México, 24 feb (EFE).- El consejero delegado del Grupo Santander, Alfredo Sáenz, rechazó hoy que existan riesgos de contagio en el sector bancario de Latinoamérica por la crisis de la zona del euro, gracias a las normas que refuerzan la autonomía de las subsidiarias.

Sáenz participó hoy en un seminario organizado por el Instituto Internacional de Finanzas (IIF) previo a la reunión de ministros de Finanzas y de gobernadores de bancos centrales del Grupo de los Veinte (G20) que se desarrollará este fin de semana en la capital mexicana.

Al participar en un debate sobre reformas en la regulación financiera, coordinado por el director general del Banco de Pagos Internacionales (BPI) y exgobernador del Banco de España, Jaime Caruana, Sáenz dijo hablar desde la perspectiva de un banco global con significativa presencia en Latinoamérica.

Según el ejecutivo, el impacto que tiene el desapalancamiento en el sector bancario a causa de la crisis difiere entre el sector minorista y el mayorista.

En el primero, "por lo menos en Latinoamérica", el impacto puede ser contenido con éxito gracias a las medidas adoptadas en muchos países de la región, "que han sido efectivas en reducir el contagio interno" entre la entidad subsidiaria y el grupo matriz.

Eso se debe a un modelo con una base legal y financiera que reafirma la autonomía de las subsidiarias en capital y liquidez, sin que se vean obligadas a apoyar a la casa central, y viceversa.

Puso el ejemplo del Grupo Santander: "Cuando el Banco de Santander en España registró una caída de 5 por ciento en sus créditos en 2011, el crecimiento anual en Latinoamérica aumentó hasta 18 por ciento", explicó.

Pero el riesgo generado por el desapalancamiento es más pronunciado en el sector mayorista, especialmente en la financiación a largo plazo para infraestructura y otros proyectos, "que son cruciales para las economías emergentes", anotó Sáenz.

Mostró su preocupación especialmente por la combinación de regulaciones de capital y liquidez de Basilea III (normas sobre pruebas de estrés y liquidez de mercado aprobadas para 2010 y 2011), porque, según dijo, pueden generar mayores desafíos para la financiación bancaria en préstamos a largo plazo.

Sáenz dijo que con el fin de mitigar estos riesgos, primero debe haber una normalización de la actual situación económica y financiera, y generar soluciones para crear certidumbre. "Y que el mercado regrese a un funcionamiento normal", incluyendo la posibilidad de "disipar las dudas que afectan a los riesgos en deuda soberana", expuso.

"Sin esto, el acceso a la financiación a largo plazo seguirá siendo restringido", añadió.

También sugirió a los reguladores que revisen las tasas de deuda a largo plazo sobre activos. "Como está definido actualmente, las tasas pueden limitar posiblemente la capacidad para los préstamos a largo plazo", agregó Sáenz.

Asimismo, propuso que cualquier medida sea coordinada a nivel global y evitar que las decisiones locales irrumpan en esa senda.

En su mensaje, Sáenz dijo que a pesar de la crisis de la zona euro, los grupos bancarios internacionales han seguido apoyando el crecimiento y ofreciendo importantes servicios a los países emergentes.

Pero también criticó la ola actual de regulaciones financieras que está generando incertidumbre para los inversionistas y mercados, "que están luchando por entender la completa implicación de las regulaciones que afectan al probable rendimiento de sus inversiones".

"Hay dudas significativas sobre el impacto de las regulaciones que afectan los beneficios del sector bancario. Estamos en una inmensa nube borrosa de iniciativas regulatorias", agregó.

La alta volatilidad, las regulaciones financieras que crean incertidumbre, "más la duda que surge sobre la fortaleza de las instituciones financieras", están afectando a la financiación a medio y largo plazo.

"Va a ser difícil que los bancos sigan prestando, particularmente en el rango de largo plazo", insistió.

Unido a ello, citó las medidas adicionales de determinados supervisores locales, explícitamente los requerimientos de liquidez impuestos por el Reino Unido y algunas reestructuraciones para reforzar la liquidez en países del resto de la Unión Europea que no detalló.