Sídney (Australia), 24 feb (EFE).- El exministro de Exteriores de Australia, Kevin Rudd, confirmó hoy que pugnará por el liderazgo del Partido Laborista en la votación interna del próximo lunes, para desbancar del cargo a la primera ministra, Julia Gillard.

"Julia ha perdido la confianza del pueblo australiano y esa es la razón por la que he decido disputar el liderazgo del Partido Laborista Australiano", anunció Rudd en rueda de prensa.

Rudd, a quien en junio de 2010 Gillard arrebató la jefatura del partido y, en consecuencia, también el cargo de primer ministro de la misma forma, se pronunció a favor de que la votación sea secreta.

El hasta hace unos días jefe de la diplomacia australiana en el Gobierno de Gillard, indicó que quiere "terminar con el trabajo" encomendado por el pueblo australiano cuando votaron por él en 2007".

Pero puntualizó que, en el caso de fracase su intento de recuperar la jefatura del partido, se centrará en su labor de legislador sin cargo en el Ejecutivo.

Rudd señaló que su decisión responde al deseo de recobrar la confianza de los votantes australianos en el partido para evitar una derrota en los próximos comicios legislativos, previstos 2013.

Poco después del anuncio de Rudd, Gillard defendió en conferencia de prensa, defendió su gestión y subrayó que la votación determinará quién encabezará el partido y "liderará a la nación desde la posición de primer ministro".

Gillard agregó que confía en el partido elija a aquel que tenga "carácter, temperamento y fuerza" y aseguró que los australianos pueden seguir confiando en ella porque es "la persona que logra que se hagan las cosas".

La primera ministra repasó su gestión sobre la que destacó la aprobación del impuesto a las emisiones de dióxido de carbono a las mayores empresas contaminantes a partir del próximo julio, aunque reconoció que ha perdido popularidad debido a sus "duras reformas".

La primera ministra convocó ayer jueves a los 103 miembros del comité ejecutivo del Partido Laborista Australiano en un intento de zanjar la crisis interna surgida a raíz de que Rudd renunciara al cargo de ministro de Exteriores.

En una inesperada decisión anunciada el miércoles a la prensa australiana desde Washington, Rudd explicó que su dimisión obedecía a la perdida de la confianza de Gillard y a las críticas recibidas por parte de un sector del partido.

El mandato de tres años de Gillard, que gobierna en minoría con el apoyo del Partido Verde y de varios diputados independientes porque tiene los mismos parlamentarios que los conservadores, concluye en 2013.

Según el diario The Australian, Gillard obtendría el lunes al menos 66 votos y Rudd unos 31, aunque el exprimer ministro cuenta con una mayor popularidad que su sucesora en los sondeos de opinión.