* El escritor presentó su libro en el marco de la XXXIII FILPM

México, 29 Feb. (Notimex).- Al comentar esta tarde su libro ?Más allá de sus ojos?, el escritor Bernardo Ruiz dijo a sus lectores y copartícipes en el evento, que desde hace algún tiempo se sentía bastante atrapado por la cotidianidad.

?Levantarme, leer las noticias y correos más recientes durante el desayuno y correr a la oficina. Me apasiona mi trabajo, pero a fin de cuentas se renuncia a lo propio en función del trabajo en equipo en un área de publicaciones?, dijo.

Explicó que, francamente, sólo en las conversaciones durante la comida, con sus colegas o los de las oficinas afines, y a veces alguna cita con amigos, han sido el paréntesis durante estos meses que le han abrumado por parecidos.

?Antes era peor. Sin embargo, las tardes y noches de oficina o de clases, bloquean el placer del ocio que es un respiro. Entre tareas y encargos de la superioridad e irrenunciables discursos, queda uno atrapado en lo laboral?.

Incluso, señaló a los asistentes a la presentación, el placer de los domingos se desdibujó. Unas cuantas horas dedicadas a la familia, a saber qué hacen las hijas. Y todo espacio personal quedó postergado a breves días de vacación.

?De modo que en momentos de rebeldía, cuando me sentí acosado por la fotocopia de mi agenda, fui corrigiendo historias que llevaban años en el sueño cíclico del disco duro?. Esa suma de historia es ?Más allá de sus ojos?.

En ese libro de pequeño formato, subrayó el autor, es donde vació lo más rescatable de los relatos que permanecían inéditos en el filo de la navaja que el temor ante las imperfecciones posterga la decisión de publicarlos ya.

?Luego, la duda respecto a la estructura final del libro, el orden y sucesión de las historias. ¿Cómo equilibrar la salida a escena de personajes tan cotidianos y disímbolos? La relectura de una historia infantil?, aseguró Bernardo Ruiz.

?Cuando agregué al corpus central las narraciones de la ?Teoría personal del caos?, sentí que el volumen estaba cerrado. No había más que decir. Con la ayuda de Rosalía Contreras y de Alejandro Arteaga, armé la preprensa?.

Luego, dijo, pasó a las revisiones del manuscrito y algunas erratas sobreviven como un tributo a la imperfección humana. ?Los paquetes para el distribuido fueron entregados. Ya el libro no me pertenece. Celebró mis 58 años, y 10 de editor?.

Desde su punto de vista, algo hay que celebrar, al menos, ?por el mero hecho de estar vivo. O ante la apariencia de estar vivos en un país que se desmorona en la cúpula y en la insatisfacción de sus habitantes?, considera el autor del libro.

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