Sao Paulo, 27 feb (EFE).- El incendio que este sábado arrasó la base antártica de Brasil supone un revés para las investigaciones del país sobre el impacto de la acción humana en el medio ambiente y la comprensión de las relaciones entre el continente blanco y el resto del planeta.

El Gobierno se ha comprometido a reconstruir la base donde trabajaban cerca de 60 personas, entre científicos y militares, pero esa tarea puede tardar unos dos años, según el ministro brasileño de Defensa, Celso Amorim, mientras los científicos han señalado que los equipamientos y parte de los datos colectados en los últimos meses se perdieron.

El director del centro polar y climatológico de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, Jefferson Simoes, explicó hoy a Efe que el programa antártico brasileño tiene como objetivo "entender las relaciones ambientales" del continente blanco con el país.

Para Simoes, el programa antártico tiene también utilidad para romper algunos mitos instalados en la mentalidad brasileña como las características tropicales de un país aislado de las catástrofes naturales que suceden en el planeta.

"No podemos vivir más el mito del Brasil tropical. No es un país aislado, está todo interrelacionado", dijo Simoes, considerado uno de los principales especialistas de Brasil en la Antártida.

El experto explicó que el incendio, que el sábado arrasó el 70 por ciento de las instalaciones de la Estación Antártica Comandante Ferraz, ubicada en la isla del Rey Jorge, destruyó "todo el bloque principal" donde se desarrollaban investigaciones biológicas, de ciencias de la atmósfera y geofísica.

El siniestro, en el que murieron dos militares y sufrió heridas un tercero, se declaró en una sala de máquinas donde se alojaban los generadores de energía de la base por causas todavía sin esclarecer.

Simoes explicó que el programa científico antártico en sus inicios estaba más limitado a estudios en zoología y, poco a poco, ha ido caminando hacia la investigación en ciencias ambientales.

A pesar de expresar tristeza por el incendio, el experto mostró su esperanza en que la reconstrucción de la base, anunciada por la presidenta Dilma Rousseff, tenga como consecuencia una estación "más moderna, más sostenible".

El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación destacó mediante un comunicado que la estación alberga "investigadores que realizan estudios sobre los efectos del cambio climático en la región y sus consecuencias para el planeta".

Pero el desastre del sábado también ha despertado duras críticas contra el programa antártico por una supuesta falta de recursos e inversión pública.

"La investigación polar brasileña tiene en la subfinanciación su mayor tradición", denunciaba con contundencia este domingo el diario Folha de Sao Paulo.

Según la ONG Contas Abertas, que vela por la transparencia de los recursos públicos, el presupuesto de 2012 prevé la menor partida de los últimos siete años para las investigaciones en el continente blanco.

La ONG señaló hoy que el presupuesto para la misión en la Antártida, que en 2010 fue de 27,4 millones de reales (unos 16 millones de dólares de hoy), bajó este año a 11,8 millones de reales (unos 6,9 millones de dólares).

El del sábado pasado fue el segundo siniestro sufrido por la Marina brasileña en menos de una semana.

El pasado día 22, un militar murió y dos sufrieron quemaduras en un incendio que se registró en el portaaviones Sao Paulo, el único navío de su tipo en la flota de la Armada.

Además, el navío de apoyo oceanográfico Ary Rongel, usado en las operaciones en la Antártida, está en reparación desde hace casi dos meses en el puerto de Punta Arenas (Chile).

En diciembre pasado, una embarcación de transporte con 10.000 litros de combustible anticongelante naufragó en la Bahía del Almirantazgo, a 900 metros de la costa antártica.

La Marina, que atribuyó el naufragio a un "cambio repentino de las condiciones ambientales locales", informó que el navío será reflotado en los próximos días.