México.- Originada de Maravatío, Michoacán, Ana Leticia Granados Loranca fue asesinada el 19 de mayo pasado en Zihuatanejo, Guerrero, donde vivía con sus dos hijos y trabajaba como enfermera. A casi dos meses del feminicidio, su familia acusa que no se practicó la necropsia de ley y no saben la causa de muerte, por ello exigen la exhumación del cuerpo y sanción para el o los responsables.

Fue el 19 de marzo de 2020 que la familia de Ana la vio por última vez; había viajado a Michoacán junto a sus hijos y debido a la contingencia por Covid-19, decidió dejarlos con su madre. Ella regresó a trabajar a Zihuatanejo y un mes después, el 19 de mayo les informaron que la mujer fue encontrada al interior de su departamento sin vida.

En entrevista con SDPnoticias, Jennifer Mendoza, hermana de Ana, explicó que la mañana de ese martes 19 de mayo, la mujer salió de su trabajo luego de una guardia nocturna en el Hospital General Regional Doctor Bernardo Sepúlveda Gutiérrez; y alrededor del mediodía, impartió una de sus clases en línea en el Instituto América.

Luego, fue las 4 de la tarde que la familia recibió una llamada alertando sobre que la mujer “no reaccionaba y algo le pasaba”. Su hermana se comunicó con un hombre*, y quien tenía contacto con Ana para saber lo que ocurría, le dijo que había encontrado a la mujer al interior de su departamento sin vida, contó que le había dado un infarto.

Cabe resaltar que este hombre también ha sido acusado por la familia, amigos e hijos de Ana, como un hombre que la acosaba y es de esta misma persona de quien sospechan agredió a la mujer de 33 años de edad. Él contó a la familia que cuando llegó al departamento, intentó reanimarla y luego pidió ayuda.

Ana Leticia.

Irregularidades en el feminicidio de Ana Leticia

Debido a la hora en la que la familia se enteró, ya no viajaron a Zihuatanejo desde Michoacán, pero una tía paterna de Ana que vive en Guerrero, acudió al al Ministerio Público de la ciudad para solicitar información, sin embargo desde este momento comenzaron las irregularidades y negligencia de las autoridades, quienes no le dieron respuestas y sólo permitieron que reconociera el cuerpo a través de una fotografía.

“La tía de mi hermana nos dijo que este señor insistía en que Ana había muerto por un infarto y debido a su intervención, solo le dejaron ver su cara y no el cuerpo. El forense le dijo que no presentaba signos de violencia física y en el ataúd la acomodaron para que ciertas partes, como su cuello y brazos, no se pudieran ver”.

Jennifer Mendoza

La tía intervino para que el cuerpo de su sobrina no fuera cremado, pero aún así el Servicio Médico Forense encargado, no realizó la necropsia de ley y a solicitud del hombre, simularon una causa de muerte: anafilaxia por sobredosis de medicamentos de alto riesgos, pero sin ninguna evidencia.

Al día siguiente, el 20 de mayo, el cuerpo de Ana llegó a Michoacán; cuando su familia destapó el féretro, se dieron cuenta que tenía moretones en varias partes e incluso sospechan que fue atada de sus manos porque tenía huellas de ese tipo de violencia. El hombre también acudió al velorio y entierro, pues según la familia quería asegurarse de que no se le realizara una necropsia a Ana.

Luego del shock que causó la muerte repentina de la joven enfermera, su familia comenzó analizar la situación y lo ilógico que era la explicación de la sobredosis. También empezaron a recibir testimonios de personas cercanas a Ana sobre el acoso y violencia de la que era víctima, por parte del hombre. Es por ello que exigen una orden de exhumación y la necropsia que se les negó.

“Este hombre tiene 50 y tantos años, ella nunca quiso nada de él. Nos indigna que no hayan hecho nada, no hagan su trabajo y entre más tiempo pasa, menos posibilidad tenemos de saber la verdadera causa de muerte, casi estamos seguros de que fue estrangulada. Y sabemos que la casa no está acordonada, no han hecho los peritajes, no hay resguardo del lugar”.

Jennifer Mendoza

Familia quiere saber la verdad y justicia para Ana

A días de cumplirse dos meses del feminicidio de Ana, Jennifer y su familia exigen saber la verdad sobre lo ocurrido; recuerda que la mujer odiaba las injusticias y por eso mismo, protestan para que el caso no quede impune y se sancione al o los responsables.

“Las autoridades son quienes se están durmiendo, no sabemos nada, desde el inicio el MP no actuó bien porque no hacen su trabajo. Exigimos la exhumación y necropsia para saber cuál fue la verdadera causa de muerte, sabiendo esto la investigación puede proceder”.

Jennifer Mendoza

Sobre la carpeta únicamente recibieron un oficial con fecha del 25 de mayo, en el que dice que está abierta una investigación por homicidio contra quien resulte responsable, sin embargo no tienen avances sobre esto y ni siquiera han recibido una copia del expediente, como es derecho de las víctimas. También acusan que la Fiscalía General de Guerrero no quiere llevar las diligencias como feminicidio.

Ana Leticia Granados Loranca tiene dos hijos, una niña y un niño de 13 y 11 años de edad, respectivamente. Era enfermera y maestra en el Instituto América, donde terminó su licenciatura en Enfermería; además era madre soltera pues tenía 9 años separada de su pareja anterior.

Ana Leticia.

Unas de sus más grandes metas era comprar una casa para vivir con sus hijos, así como viajar a Canadá o Corea del Sur, pues si hija es fan de la música k-pop. Según cuenta Jennifer, su hermana trabajaba para mantener con buena calidad de su par de hijos, quienes ahora son parte de los miles de huérfanos por feminicidio.

En Guerrero, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a mayo de 2020 se han registrado 8 carpetas de investigación por feminicidio y 64 casos clasificados como homicidio doloso contra mujeres. Desde hace varios años, la entidad se ha mantenido como una de las más peligrosas para las mujeres a pesar de contar con dos Alertas de Violencia de Género.

*El nombre de esta persona no se publicó a petición de la familia para no afectar la investigación