México.- El terremoto de magnitud 7.1 que sacudió California el viernes 5 de mayo, abrió una grieta en la tierra que quedó al descubierto en la desértica zona de Ridgecrest en el condado de Kern.

El segundo movimiento telúrico que se registró en menos de 48 horas en la región, causó un impacto inmediato que quedó registrado en los múltiples videos que circularon por redes sociales, sin embargo, fue el sábado 6 de mayo cuando una topografía en el área reveló la formación de una enorme grieta aledaña al área del epicentro.

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De acuerdo con CNN, la extensa grieta se prolonga por una distancia que habría contenido agua, la cual fue succionada con base en el análisis de los patrones de la erosión.

Los habitantes de la ciudad de Ridgecrest afirman que la oquedad tiene al menos un metro de profundidad y que se han detectado otras grietas menores en las cercanías, las cuales ocasionaron rupturas en el suelo, incluyendo los caminos como el de la autopista 178.

Grieta revive el mito de la falla de San Andrés

El Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) descartó que la grieta se trate, de hecho, de alguna nueva falla y que las réplicas del sismo se vinculen a la mítica falla de San Andrés.

Entre el 4 y 5 de julio, los habitantes del sur de California experimentaron dos temblores, el primero de 6.4 y el segundo de 7.1.

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Los geólogos especulan con la posibilidad de que un gran terremoto se registren a lo largo de la falla de San Andrés, los cuales se producen aproximadamente cada 150 años.

Aunque el terremoto de magnitud 7.9 que se registró en San Francisco en 1906, reduce las posibilidades de que ocurra un sismo mayor en el norte de la entidad, los residentes de California son conscientes de que conviven con una falla que podría depararles un desagradable sorpresa de un día para otro sin ningún tipo de advertencia.