Aun que hubo complicaciones durante el lanzamiento, el prototipo de cohete SN8, el cual forma parte del proyecto Starship de la empresa SpaceX, logró permanecer cinco minutos en el aire; sin embargo, momentos después el motor se apagó y el cohete explotó al momento de tocar tierra.

El cohete se encontraba a 12 kilómetros de altura y, afortunadamente, la unidad no estaba tripulada. El accidente sucedió durante una prueba de vuelo suborbital a gran altitud en el condado de Camero, Texas.

A pesar del resultado, Elon Musk felicitó al equipo de SpaceX; además, explicó que la explosión se debió a que la presión del tanque de combustible fue baja durante el aterrizaje, lo que causó que la velocidad del cohete fuera alta al momento de llegar a tierra.

Musk aseguró que fue un ascenso exitoso y dijo que los flaps del cuerpo guiaron con precisión el cohete hasta el punto de aterrizaje, por lo que se obtuvieron los datos que se necesitaban.

La prueba radicaba en ver el movimiento 'bellyflop', que consiste en dejar caer la nave en horizontal y luego conseguir enderezarla a tiempo. Es la primera vez que se consigue con un cohete de gran tamaño y según SpaceX ha sido todo un éxito en este sentido.

Esta explosión no representó un problema para SpaceX, ya que la compañía está desarrollando la nave en serie con diferentes prototipos, por lo que los modelos SN9 y SN10 están casi listos para que también sean puestos a prueba.

SpaceX planea usar los cohetes de Starship para poner satélites masivos en órbita alrededor de la Tierra, así como para transportar personas y carga a la Luna y Marte. A principios de este año, SpaceX fue uno de los tres principales contratistas elegidos por la NASA para desarrollar módulos de aterrizaje lunares capaces de llevar astronautas a la luna para 2024.