Como ya hemos mencionado en reiteradas ocasiones desde el pasado 19 de mayo de 2019, día en que se dio el final de Game of Thrones; se trata de un episodio y una serie del cual se hablará por mucho tiempo, ya sea por su impacto en la cultura del mundo, en el género fantástico, o por el hecho de que a pocos agradó la conclusión de la épica basada en la obra de George R. R. Martin.

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Al respecto, ha destacado una columna publicada por Milenio, de la mano de Les Akieh. Titulada "Lo que el invierno se llevó", muestra una pequeña reflexión acerca de lo que le significó este desenlace, así como la serie en su totalidad, que bien podría enmarcar en sentir de toda la comunidad que estuvo atenta a la Guerra por el Trono de Hierro por casi 10 años.

El texto comienza señalando un sentir que empata con el de la comunidad, donde la decepción se hizo presa de su persona por lo que aconteció en esa hora y veinte minutos de metraje; reconociendo su error de defender la producción señalando que nos daban lo que necesitábamos; pero nos volvimos exigentes e insaciables de una historia que nos mantuvo al hilo de nuestro asiento por 8 temporadas de gran narrativa y momentos sorpresivos. Sin embargo, esta y cualquier otra justificación no era suficiente, no para lo que representaba Game of Thrones.

Decepción y al mismo tiempo agradecimiento

La serie de HBO tuvo un acierto que ninguna otra obra de la ficción contemporánea ha tenido (en interpretación de Akieh), esto es, borrar la línea entre la realidad y la fantasía; pues los personajes se volvieron parte de nuestra vida. Las Casas, sus representantes e incluso lemas fueron una parte importante de toda una generación, quienes los tomaron como propios, sintiendo alegría, dolor, miedo y furia por lo que acontecía en este imaginario continente y sus Siete Reinos.

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Y es por esto, que a pesar de su decepción, no juzga a nadie por lo ocurrido; al contrario, agradece a todos los involucrados por dar 9 años de grandes frases, diálogos impresionantes, la perfección de la secuencia cinematográfica llevada a la televisión, de una historia que movía las fibras más íntimas del ser humano. Lo menciona tal cual en el mismo texto: "Ante todo y en el recuento de los años (y los daños) de Game of Thrones, me regalaron momentos y pláticas con ustedes y en esos momentos saber que no era la única loca a la que la frase “winter is coming” le enchinaba la piel."

En sí, Game of Thrones no sólo fue una serie más de fantasía, y su final no fue sólo el final de un programa más de televisión; se trató tal vez del último fenómeno cultural nacido de la agonizante forma televisiva, donde la gente se reunía cada semana durante una hora frente al televisor para ver lo que sucedía con sus personajes favoritos. Ahora estamos ante un momento donde el contenido es inmediato y en muchos casos, es digerido con la misma rapidez; donde una comunidad tan grande, unida con un sólo objetivo, probablemente nunca vuelva a emerger. Así que, como lo deja entrever Les Akieh, podemos estar decepcionados con el final, y es válido; pero no con la serie, pues el tener un final tan divisivo, tan decepcionante, sólo significa que en sus más de 70 episodios, la adaptación de Canción de Hielo y Fuego nos dio una experiencia que rozó la perfección.

Con información de Milenio.