Seguramente te ha pasado que necesitas bañarte con urgencia o simplemente quieres darte un regaderazo y descubres que no tienes gas? Calma, el mundo no se acaba; aunque la sensación del agua helada en tu piel no es la más agradable, aquí 5 razones por las que darte una ducha fría beneficia a tu cuerpo:
1. Quema grasa:
Aunque parezca mentira el agua fría ayuda a quemar grasas. En concreto las llamadas grasas buenas (en oposición a las grasas malas) y que son las que generan calor para que nuestro cuerpo se mantenga caliente. De este modo, si nos duchamos con agua fría, inmediatamente estas grasas buenas entrarán en funcionamiento y al hacerlo estarán quemando las calorías (y que son las grasas malas) para mantenernos calientes.
2. Ayuda a reponerse mejor después del ejercicio
Muchos deportistas, después de haber terminado la sesión de entrenamiento, toman duchas frías para así recuperarse más rápido y, de paso, evitar el dolor producido por el ejercicio intenso. Muchos de ellos incluso toman duchas de hielo, pero no hace falta ir tan lejos y con una simple ducha fría será más que suficiente.
3. Te hará estar más alerta
Es una regla que nunca falla: el calor nos provoca sueño y el frío todo lo contrario. Esto es porque, al sentir el agua fría en nuestro cuerpo, el ritmo del corazón y respiración se ve incrementado rápidamente a causa del cambio de temperatura, y de ese modo desaparece el cansancio.
4. Mejora la circulación y las defensas
Del mismo modo que el agua fría ayuda a quemar grasas para calentar nuestro cuerpo, pasa lo mismo con nuestras defensas. Cuando nos duchamos con agua fría la circulación de la sangre y el sistema inmunológico se ponen alerta frente a ese cambio de temperatura. Y un sistema inmunológico alerta evita que nos pongamos enfermos, además de que la mejor circulación de la sangre evita los casos de hipertensión u obstrucción de arterias.
5. Ayuda a que el pelo y piel esté más sana y hermosa



Por mucho que la piel necesite estar hidratada para mantener su flexibilidad y juventud, no es lo mismo mojarla con agua fría que caliente. El agua caliente lo que hace, en realidad, es secar la piel y ayudar a la formación de acné y grasa. Por el contrario, el agua fría ayuda a que se cierren las cutículas de la piel, lo que ayuda a que se acumule menos suciedad en la misma y, en general, luzca más joven y bonita.
Con información de Estovalelapena.