Mikhail Koshelev, un ex árbitro ha hecho realidad el sueño que seguramente más de un fanático del futbol ha tenido, amasar una inmensa colección de balones pateados par grandes estrellas de este deporte. 

A sus 57 años, el hombre ruso ha puesto en exhibición su enorme colección de 800 piezas y para ello, construyó un museo que tiene desde pelotas de piel de oveja del siglo XIX hasta balones modernos usados en la Copa del Mundo y las finales de la Liga de Campeones.

"No hay un museo de balones de fútbol en ninguna parte del mundo", dijo Koshelev en Sochi, una de las ciudades anfitrionas del Mundial y sede del museo.

"Esto es extraño porque la pelota es la esencia del juego. Si no hay pelota, no hay juego. Si no hay pelota, no hay Pelé, no hay (Cristiano) Ronaldo, no hay (Lionel) Messi".

Koshelev, que ha estado recolectando los balones por 30 años, dijo que muchos artículos de su colección son valiosos porque son raros, pero los que más aprecia son los que tienen una historia detrás.

Una de sus posesiones más valiosas es una pelota de la final de la Liga de Campeones de 2008 entre Manchester United y Chelsea en Moscú, la única vez que la final del torneo se jugó en Rusia.

También tiene un artículo único: un balón especialmente producido para el Mundial Femenino de 2003, que originalmente iba a jugarse en China antes de ser trasladado a Estados Unidos tras el estallido de la epidemia del SARS.

Su sueño es abrir un museo interactivo donde los visitantes puedan seguir los cambios en el diseño que los balones de fútbol ha experimentado en las últimas décadas.

Con información de Reuters