Constanza Creel, hija de la actriz Edith González, pidió a su tío materno, Víctor Manuel, hacer pública una emotiva carta con la que se despidió de su mamá, fallecida el pasado 13 de junio, luego de una larga batalla contra el cáncer de ovario.

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Con una sonrisa y moviendo la mano en señal de adiós, le dijo al doctor que no seguiría 

Este lunes, el hermano de la intérprete que alcanzó fama mundial por su interpretación de “Mónica” en la telenovela Corazón Salvaje, visitó el programa Ventaneando, donde narró algunos de los últimos momentos que compartió con ella.

En primer lugar, dijo que desde hace tiempo pensaban que Edith ya había superado la enfermedad, pues se sentía de lo mejor, pero de un momento a otro comenzó a manifestar un dolor de espalda.

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Esto se debía a una “oclusión intestinal, no podía metabolizar, entonces por eso es que se recurrió al hospital, pero ella estaba entera. Entró con una sonrisa al hospital” y prácticamente así salió, dijo su hermano. “Fue un problema de ganglios que se adhirieron al intestino. Al final eso fue lo que resultó”, dijo.

Víctor Manuel señaló que a causa de ello el sistema inmunológico de su hermana cedió y tan pronto como ella se enteró, con una sonrisa y moviendo la mano en señal de adiós, le dijo al doctor que hasta ahí estaba dispuesta a llegar con el tratamiento.

La carta de Constanza a su mami

Posteriormente, el hermano de Edith leyó dos cartas que le escribieron a la actriz su sobrina y su hija. 

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En su misiva, Constanza Creel, de 14 años, le agradeció por estar siempre pendiente de ella y ser muy cariñosa, sin usar como excusa el cansancio de su trabajo. También recordó los viajes que hicieron juntas, la perenne disposición de actriz por aprender cosas nuevas y que, a pesar de su enfermedad, decidió enfrentar al mundo con amor, en lugar de odio. 

A continuación, la carta íntegra de Constanza:

"Mi mamá fue una persona formidable. Era una excelente madre, nunca tomó como excusa su trabajo para no serlo. De pequeña, me acuerdo que sin importar que tan tarde o cansada llegara de trabajar, siempre me daba un beso y, a la mañana siguiente, no le importaba que la levantara a las seis de la mañana para jugar.

“Siempre hubo un beso sin importar la hora, al igual, nunca tomó ser buena madre como una excusa para no ser una buena en su trabajo.

“Me acuerdo que siempre me decía algo como: ‘la carta de resignación de un actor es la muerte’, y así lo hizo. A ella le encantaba aprender. Casi siempre que íbamos de viaje era mi guía de turistas y, si no sabía, preguntaba y aprendía.

“Me llevó a recorrer todo el mundo: Egipto, Galápagos, París, Londres, Myanmar, Camboya, Vietnam, Tailandia, Perú, Colombia, Canadá, Madrid, por mencionar algunos, al igual que la República Mexicana”.

“Recuerdo también cómo me enseñaba películas y yo a ella música, cómo nos echamos 3 mil 500 veces ‘La novicia rebelde’, por ser mi película. Cómo la hice ver ‘El Resplandor’ y ‘Psicosis’ y que ella era una miedosa”.

“Cuando yo tenía cuatro mi mamá se fue a Colombia a hacer una telenovela llamada ‘Doña Bárbara’, y ella fue Doña Bárbara, la mejor Doña Bárbara. Mamá, aunque Doña Bárbara es un personaje muy fuerte, independiente y macho, ya hubiera querido ser la mitad de mujerón que fuiste tú, porque a comparación de ella, en vez de enfrentar al mundo con odio, lo venciste con amor. Te amo, mamá”.