Cuando un periodista italiano le dijo que podía que hubiese futbolistas homosexuales no declarados en el equipo, Cassano vaciló y después atinó a responder: "Ese es su problema, pero espero que no. Aunque no sé". Y dijo que esperaba que esa respuesta fuese suficiente "porque, de no ser así, me atacarán de todos lados".
Asociaciones de homosexuales en Italia reaccionaron inmediatamente ante la declaración del futbolista.
"Quienes manifiestan odio hacia otros no deberían representarnos en el equipo nacional", dijo el líder del Centro Homosexual Fabrizio Marrazzo. "Merece por lo menos una advertencia, si no la expulsión de la Euro".
Mientras tanto el presidente de Arcigay, Paolo Patane, invitó a Cassano a tomar una "decisión valiente" y convertirse en un vocero en la lucha contra la homofobia y el racismo en el fútbol.
Cassano nunca ha tenido pelos en la lengua. Más de una vez ha discutido con Fabio Capello en el Roma y el Real Madrid, y fue separado del Sampdoria cuando al parecer insultó al presidente del club Riccardo Garrone.
Ahora juega para el Milan, y arriesgó su propia vida después de padecer síntomas de apoplejía en el avión donde viajaba el equipo en octubre. Necesitó una operación quirúrgica menor que lo mantuvo alejado de las anchas durante cinco meses.
La homosexualidad en el fútbol ha sido un tema tabú durante años.
Justin Fashanu, el primer futbolista negro que se incorporó al club inglés Nottingham Forest en 1981 por la suma abultada para ese entonces de un millón de libras vio que su carrera se arruinaba después de admitir públicamente su homosexualidad. Lo encontraron ahorcado en un garaje de Londres en 1998 a los 37 años.