México.- Los árbitros son, como los describiera el fallecido escritor Eduardo Galeano, esos “abominables tiranos que ejercen su dictadura en una cancha con gestos de ópera”; sin embargo, un par de silbantes nos acaban de dejar en claro que también son seres llenos de amor.

Previo a un partido correspondiente a la cuarta división del fútbol rumano, mismo que protagonizaron los equipos CA Oradea y CS Diosig, el asistente de la contienda, Marius Matica, se hincó sobre el césped para acto seguido pedirle matrimonio a su colega Gyorgi Duma, quien fungió como asistente y que, sorprendida por el gesto, aceptó la propuesta de inmediato.

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Contrario a los silbidos y mentadas que suelen recibir cotidianamente por parte de la grada, en esta ocasión el respetable se puso de pie para aplaudir y vitorear a los enamorados nazarenos, cuya relación de noviazgo duró más de tres años.

Luego de tal acto, las hostilidades se pusieron en marcha y lo de menos fue el resultado, que por cierto quedó 1-3 en favor de la visita, y es que lo verdaderamente importante de este encuentro fue el pacto realizado entre los árbitros que, volviendo a Galeano, raras veces son aclamados en un estadio, pues “su trabajo consiste en hacerse odiar”.

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