Inhumano destino, dura suerte,<br>furia de amor cebada en abatirme,<br>¡cuándo te cansarás de perseguirme,<br>y yo descansaré de padecerte!<br>mas tu cruel constancia ya me advierte,<br>que en el averno has hecho voto firme<br>de no cesar con penas de afligirme<br>hasta el instante mismo de mi muerte.<br>

Juan Bautista Arriaza

Inmune a su opacidad

El actual gobierno federal no rinde cuentas, no necesita ni requerirá hacerlo y lo sabe bien. Frente a ello no habrá consecuencia alguna. Ya puede existir toda la opacidad del mundo en torno a sus acciones y un mar de preguntas al respecto —vertido hasta el cansancio por diversos ciudadanos, investigadores y periodistas—, que da exactamente lo mismo.

En este año y medio de gobierno, lo que va de la presente administración, la lista de sospechas (o de francas irregularidades, así de plano) en su diario actuar es enorme. Pero ninguna, estimado lector, NI UNA sola ha sido aclarada. Tampoco sancionada, pues para ello debe mediar primero una dictaminación de ley y no existe ninguna. Nada ha causado la más mínima mella en la forma en que se conducen los funcionarios o en la que el gobierno procede o no con cierto tipo de decisiones. Ya no hablemos en los niveles de popularidad presidencial... Piénsenlo, nada.

En pocas palabras, en la 4T, la descarada opacidad con la que se manejan los contratos, la impunidad en las compras y en las decisiones del gobierno, no importando las veces que sean señaladas o cuestionadas, les tiene sin cuidado.

Y no por falta de señalamientos 

Aunque parezca reiterativo van algunos ejemplos (y miren que solo son unos cuantos de entre cientos) de lo sucedido en la primera cuarta parte de este sexenio.

√ Aunque se explica que es una quimera el que la administración federal presuma como un logro —además de que agradezca— el incremento en las remesas (dado que no fue resultado de acciones gubernamentales y sí, y mucho, a la depreciación del peso en la paridad cambiaria y de lo que se espera del futuro de la economía de México), el presidente se lo apropia como suyo y la gente se lo festina. Algo similar ocurre por cuanto a la disminución en el precio de las gasolinas.

√ Se ha señalado varias veces que más del 85% de las compras del gobierno se llevan a cabo sin mediar licitación o concurso alguno. Pero ninguna autoridad ha explicado a qué se debe esto, ni ha querido aceptar —considerar siquiera— que una consecuencia de ello es fomentar la corrupción.

√ En plena pandemia por el Covid-19, al gobierno no le interesa aclarar el porqué de las discrepancias en los precios de los respiradores y otros materiales hospitalarios adquiridos.

√ Se ha preguntado, pero no ha habido respuesta por parte de las autoridades, sobre el paradero de las pipas compradas para PEMEX hace más de un año. Tampoco la razón por la cual no se adquirieron en México, habiendo bastantes proveedores nacionales.

√ Se desconoce de los productos traídos de China; las cantidades donadas y las compradas y estas últimas a qué precios.

√ Surge la pregunta del porqué a través de Banco Azteca, Presidencia destina de forma directa los recursos a las escuelas, sin mediar auditoría alguna. Llama la atención que Esteban Moctezuma trabajó muchos años para Fundación Azteca, pero la mencionada asignación —¿licitación?— (de cuyo proceso no se sabe nada) no se tipifique como conflicto de interés.

√ Nadie sabe de los recursos que, de acuerdo a la ASF, no fueron gastados/invertidos el ejercicio pasado 2019; tampoco al respecto de la legalidad de las reasignaciones presupuestarias.

√ No importa las veces que se han señalado como inconstitucionales las consultas populares, ya que violan la VIII fracción del artículo 35 de la Constitución, estas se siguen llevando a cabo.

√ No pasó nada cuando salió a la luz lo de las propiedades de Manuel Bartlett y se escudó todo en que, su pareja de más de 20 años, no tiene relación de jure (pero sí de facto) con él.

√ Cuando su hijo vendió a sobreprecio los respiradores al IMSS Hidalgo, bastó decir “primero la vida”... Ese criterio no opera para otros dispositivos y materiales que estaban siendo donados. Para esos no hubo autorización gubernamental.

√ Los programas insignias de la administración tardaron más de un año en contar con reglas de operación (Jóvenes construyendo el futuro, 60 y más, becas Benito Juárez, etc.) nunca se auditaron a posteriori.

√ El proyecto del Tren Maya no presenta estudios completos de impacto ambiental y los que se han dado a conocer han sido cuestionados masivamente.

√ Se desconoce por qué el avión presidencial sigue en California, como tampoco en base a qué se decidió mandar ahí el avión y por qué la insistencia de pagar su estadía allá, cuando se dijo que podría estar estacionado aquí desde enero.

√ No importó la señalización de la contratación de un comedor especial para el CONACYT, tampoco de la decisión de recortar becas de estudiantes que ya estaban en el extranjero.

√ Pasó la captura/liberación de Ovidio Guzmán y más allá de ser vergonzoso en términos de que el Estado no apoyó a los soldados y una inexistente coordinación en las fuerzas del orden, no hubo consecuencia alguna.

√ No se diga la arbitraria decisión de tomar los fondos de ciertos fideicomisos, diciendo que se trata de enfrentar la emergencia sanitaria. A la fecha no se sabe para qué sirvieron.

√ Se cuestionó la poca clara designación de Rosario Piedra como presidenta de la CNDH, cuando no cumple los requisitos para estar ahí. No pasó nada.

√ Se cuestiona el desaseo en las cifras ofrecidas y en las mínimas pruebas realizadas en esta pandemia. La respuesta es un “no estás solo Gatell”.

√ Sigue abierta la incógnita del porqué Jesús Seade, subsecretario de América del Norte, dejó pasar tantas trabas para México en el TMEC, dándole una fuerte ventaja a los Estados Unidos o por qué sigue “despachando” desde Hong Kong.

La nueva normalidad

La lista de preguntas, interrogantes, protestas, cuestionamientos e incógnitas continúa. A cada nueva petición de aclaración, señalamiento de errores, el gobierno de la 4T sigue imperturbable. La opacidad se ha vuelto su aliada y mejor escudo.

Suponer que es esperanzador que parte de la ciudadanía (prensa, oposición, investigadores, etc.) continuamente cuestionen a la 4T es un error. Sería tanto como insistir en caer en la trampa, en el engaño, porque ello claramente no provocará ningún cambio.

Frente al coronavirus y las cuarentenas (auto)impuestas, las sociedades del mundo se preguntan si regresaremos a la normalidad o a una nueva realidad. En México llegaremos a una nueva normalidad que es la vieja realidad, si acaso más acentuada. Una acrecentada por el desconcierto de tener que hacerle frente a la pandemia. Una donde la opacidad y la impunidad no solo regresaron fortificadas, sino que llegaron para quedarse ya que estas, al lopezobradorismo, no le implican costo alguno.

¿Debemos mantener la señalización de la mentira y la tergiversación? Sí, pero vayámonos acostumbrado que esta únicamente servirá de constancia de que no nos mantuvimos en silencio. De que no hubo rendición o contubernio de nuestra parte.